Evangelio según San Juan 19, 25-27

martes, 18 de mayo de
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Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. 26.Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27.Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa. 
 
Palabra de Dios.
 

 
Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Río Cuarto
 
Queridos Jóvenes hoy celebramos a María del Luján, como Patrona de los Argentinos. En este día todos celebramos junto a ella, la jornada de oración por el bicentenario de la Revolución de  Mayo. Se inaugura con esta fecha un ciclo de 6 años que culminará con la celebración del 9 de julio de 2016 con los doscientos  años de la declaración de la Independencia Nacional.
Es María la que más nos ayuda en nuestra vida a conocer y a amar a Jesús. Nadie como ella nos hace familiares con él, como dijimos el sábado pasado: la espera del corazón se cumple en Jesús.
Es necesario entonces entrar en amistad con él, intimar con él, hacernos familiares con él.
Como María ha sido la persona que mas ha estado unida a Jesús, es la que más lo conoce y ama. Por tanto es ella la que mejor nos puede introducir en esta amistad y familiaridad con Jesús.
En el Evangelio de hoy: Jesús desde la cruz, en la persona del apóstol Juan, nos regala a María como  a  nuestra Madre.
El evangelio dice que desde ese momento el discípulo la recibió en su casa.
Jóvenes hospedemos a María en  nuestra casa, en nuestra conciencia, en nuestro corazón, para que sea ella la que nos lleve al conocimiento y al amor de Jesús.
Ella nos enseña a obedecer a Jesús, este amigo único, excepcional, incomparable. Tenerlo como amigo es el mayor tesoro que podamos tener y por ende comunicar a los demás.
¿Se imaginan ustedes una Patria donde todos sean amigos de Jesús?
¿Cómo serán las relaciones humanas entre los argentinos? ¿Existiría la pobreza que hay hoy? ¿Existiría la indiferencia e individualismo que hoy imperan? ¿No surgiría a caso una patria de hermanos? 
¿No amanecería acaso una  esperanza más grande para todos? Incluso para los que no creen en Cristo.
Trabajemos en  primer lugar con el testimonio de nuestra vida para que Cristo reine en las mentes y  corazones, jóvenes de la Argentina.
Así tengamos una patria justa, grande, libre, expresión de la civilización del amor.
María es la estrella de este nuevo amanecer pues es la que nos muestra y lleva a Jesús.
Que Dios los bendiga!
 

 

Oleada Joven