En una noche oscura…

jueves, 25 de octubre de
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El mundo es casi coherente sin vos, Señor.

Y vos permaneces en silencio,
y no te defiendes cuando te insultan,
ni largas tus rayos y truenos, cuando te niegan.

 

Todo queda en silencio, pero se trata de un mutismo hostil.
Y, si quiero rezar, mi oración se desarrolla sin diálogo.
Alarido del viento en una casa en ruinas.
 
Y vos Señor, aún así, sientes mi angustia,
aunque me parezca que estás muy lejos…
Señor del silencio, te ofrezco la soledad,
mi absoluta soledad.
 
 
Te ofrecemos mi finitud, las raíces de mi ser.
Te ofrecemos la angustia de ser hombre.
No me dejes aceptar la desesperación,
aunque mi interior se me endurezca como la piedra
y sienta el desgaste del reproche.
 
 
Señor, que cuidas las flores del campo y los pájaros,
¿por qué parece que te preocupas tan poco de los que sufren?
No me dejes perder la confianza,
no me dejes caer en lo enfermizo de la ruptura estridente,
para engordarme en el resplandor de la muerte.
 
 
Mi vida me parece sin sentido.
Como la tuya, sobre la cruz.
Pero vos, mi Dios,  la rellenarás de dones para los otros.
Si pudiéra saber a dónde me llevarás…
A pesar de la noche, haz que nunca diga "basta",
aunque no pueda más,
porque vos empiezas a actuar justamente en mi derrota.
 
 
A veces, tu mano no me parece amiga.
Lo acepto todo, aunque no te sienta.
Sólo esta aceptación total me podrá liberar de la desesperación.
Acepto, expresamente un supremo intento de amor y de fe.
 
¡Que así sea!
 
 
Adaptación Salmo 151
 
 
 
 
 

 

Maria Carolina Chahin