Evangelio segun San Lucas 11,5-13

martes, 5 de octubre de

 

Jesús agregó: "Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: 'Amigo, préstame tres panes,
porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle',
y desde adentro él le responde: 'No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos'.
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.
Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente?
¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan".

Palabra de Dios.


 

 

Cardenal Estanislao Karlic | Arzobispo Emérito de Paraná

Hoy es la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario, es una oportunidad para descubrir mejor las riquezas espirituales de esta oración de todos, tan profunda como sencilla. Es una verdadera síntesis del Evangelio, porque es síntesis de la vida de Jesús, que seguimos, acompañados por María Santísima, su Madre.

Decía Santa Teresa de Jesús que la oración es una cuestión de amistad, es decir, es tratar con frecuencia con Aquel que sabemos que nos ama, esto es el rosario.

La oración del rosario, que solemos repetir cada día, es quedarnos con el corazón fijo en los misterios de Jesús, a quien amamos, acompañados por María Santísima, que nos ayuda a intensificar esta intimidad con el Señor.

Hacemos un recorrido, desde la Anunciación de María, cuando el ángel le dice que ha de ser Madre de Jesús, hasta la coronación de nuestra Señora en los Cielos; por Nuestro Señor Jesucristo, pasando por todos sus misterios, especialmente por su muerte y resurrección.

Así vamos contemplando la obra redentora del Señor, ayudados por el amor agradecido de María. Hacemos esto, repitiendo el Avemaría, que nos permite como descansar en cada misterio, para que nuestra unión con Jesús se vaya profundizando, nuestro interior se llene de compromiso evangélico, de alegría y de paz.

Al final de esta oración vocal y sencilla, aparece como una escuela estupenda de reflexión espiritual y de contemplación, que nos va llenando de sabiduría y de amor al Señor y a nuestros hermanos.

Una gracia muy grande el Señor nos otorga cuando decimos el rosario en familia, como lo solemos hacer muchas veces, que ese momento de profunda comunión vaya como solidificando la familia, en el vínculo maravilloso que el Señor quiere que tengan todos sus miembros,

Qué momento de educación a la relación con Dios, con los Santos, con la sociedad, con los miembros mismos de la familia. Es una manera de educar también a la identidad de cada persona, porque estamos meditando las grandes verdades y los grandes valores del cristianismo. Qué manera de vivir la libertad, el que se reúne con los suyos, o solo, le dedica al Señor, junto con la Virgen, esos minutos de paz, para ordenar su vida, y así, llenarla cada vez más de luz y de amor.

Que Dios nos regale, por el camino del rosario y la intimidad de María la intimidad del mismo Jesús. Que así sea.

 

 

 

 

Oleada Joven