Evangelio segun San Lucas 11,29-32

martes, 5 de octubre de

 

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
 

Palabra de Dios.


Monseñor Carlos Ñáñez | Arzobispo de la Arquidiócesis Córdoba

 

 
      El Evangelio que la Iglesia nos propone en el día de hoy trae unas palabras de Jesús que son duras y que tienen un tono de queja. La queja es por la cerrazón del corazón de sus oyentes, no reaccionan ante los signos que tienen a la vista, que son las enseñanzas de Jesús que tienen  armonía y belleza que se destacan por sí mismas, las obras que el mismo Jesús realiza sanando enfermos, atendiendo sus necesidades, y la vida misma del Señor, una vida transparente, inspirada en una actitud de servicio y de caridad para con todo.

Andan a la búsqueda de señales extraordinarias, un poco por curiosidad. Esta generación, dice Jesús, es una generación malvada porque pide un signo; como en los acontecimientos de la Pasión también Herodes en un determinado momento tiene interés en ver a Jesús, dice el evangelista porque quería verlo hacer algún signo. No es que le interesara la persona de Jesús, su enseñanza, era una curiosidad, y por supuesto en aquel caso tampoco queda satisfecha esa curiosidad; porque los milagros suponen fe, se leen a la luz de la fe y son confirmatorios de la fe.

Decimos también que el Evangelio contiene una palabra dura, porque Jesús dice que no se les darán señales extraordinarias como piden, para satisfacer la curiosidad, sino que van a tener ante ellos un gran signo que deberán leer desde la fe. Ese gran signo es la entrega de Jesús en la cruz, que sabemos que desemboca en su resurrección gloriosa. Eso es lo que Jesús señala respecto del signo de Jonás, como Jonás estuvo encerrado en el vientre de un gran pez, así el Hijo del hombre estará encerrado en el sepulcro, pero resucitará.

Entonces vienen esas palabras de reproche, porque la reina de Saba vino a escuchar a Salomón, desde lejos, y Jesús es más sabio que Salomón, más aún él es Jesús, la sabiduría encarnada. Y los ninivitas escucharon y obedecieron a Jonás, y eso que los ninivitas eran paganos, y Jesús es más que Jonás, porque Jonás decía las palabras que Dios le encomendaba, Jesús, en cambio, es la Palabra hecha carne.

Por eso, el Evangelio de hoy nos plantea nuevamente el valor y la importancia de la fe, que nos abre a la comprensión de los caminos de Dios y en definitiva nos abre a Dios. Este Evangelio nos está invitando a una actitud de fe sencilla, humilde, confiada.

Y hoy la Iglesia hace memoria de un gran beato, casi contemporáneo nuestro, porque se trata del Beato Papa Juan XXIII, el Papa bueno, que fue precisamente un hombre que vivió su fe con profundidad, con sencillez, con humildad, con grandísima confianza.

Ojalá que con la intercesión del Beato Juan XXIII nosotros podamos tener una fe que tenga esas mismas características. Se los deseo y me lo deseo de corazón y con mi bendición.

 

 

Oleada Joven