familas catolicas o caoticas……

miércoles, 28 de noviembre de
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 Familias católicas o caóticas…

 

Reflexión y deseo:….Por siempre  y mas en estos tiempos que corren a la hora de buscar parir sociedades mas sanas, ¿…..vivenciamos  dos  destinos posibles? Familias católicas  o  familias caóticas… (si lamentablemente este no es un error de tipeo, producto  de la prisa común en esta era  posmoderna) por ello, es mi deseo y el de muchos seguramente,el buscar desafiar uno solo, familias, verdaderamente Católicas o sea, como Dios manda…..

 

4to Mandamiento:

 

 EL Padre: Honraras a tu padre y a tu madre…

 

 Los Padres: Hoy ¿cuanto hacemos para que nos honren..?

 

Los Hijos: ¿Quienes son mis padres y nosotros quienes somos con ellos y por que le debemos honrar…..?

 

Para buscar profundizar el misterio de ese profundo y santo mandamiento y los interrogantes de los  principales protagonistas, al mismo los chicos de hoy con sus padres:

 

 

·        Entendiendo como familia católica a: Un hombre y una mujer que unidos mediante el santo sacramento del matrimonio forman con sus hijos una familia.

 En el matrimonio y en la familia se constituye un conjunto de relaciones interpersonales —relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad.Cuyos miembros son personas iguales en dignidad:

 

He aquí un pequeño Compilado del vasto catecismo que dicta   nuestra iglesia católica repasémoslo sucintamente para arribar luego conclusiones:

 

Esposo y padre: Dentro de la comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y su función de esposo y padre.

·        EL marido es cabeza Autoridad de la mujer, jefe de la familia. No lo cual no significa autoritarismo o arbitrariedad, ni siquiera despotismo

·        El hombre está llamado a garantizar el desarrollo de todos los miembros de la familia.

·       Otra Misión del padre: Romper la simbiosis del hijo con la madre, ayudarlo a llegar a ser adulto.

·        Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de Dios y respetarlos como a personas humanas. Han de educar a sus hijos en el cumplimiento de la ley de Dios, mostrándose ellos mismos obedientes a la voluntad del Padre de los cielos 

En este sentido los padres no son dueños o propietarios de los hijos, sino verdaderos ministros, colaboradores con Dios creador tanto en la generación de los hijos que él les quiera conceder, cuanto en la educación. Este es un convencimiento que da la clave de una auténtica educación

·        Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos a la virtud

Los padres han de enseñar a los hijos a subordinar las dimensiones  materiales e instintivas a las interiores y espirituales". Es una grave responsabilidad para los padres dar buenos ejemplos a sus hijos.

 Toda actitud que se distancie de este amor de Dios hacia nosotros es neurótica y produce daños a sí mismos y a los hijos.  Por eso respecto a la educación de los hijos estamos llamados a confrontarnos constantemente con el modo de actuar de Dios, con su pedagogía hacía nosotros.

Para que la corrección sea eficaz es necesario que el padre y la madre estén unidos

Para esta ayuda en el crecimiento que permita superar el infantilismo, es importante la presencia de hermanos y hermanas

 

·        En la educación de los hijos no hay reglas ni fórmulas mágicas, sino una asistencia particular del Espíritu Santo

. La educación es una verdadera misión  de  los padres y en esto los padres están llamados a ser conscientes de una particular asistencia del Espíritu Santo que les irá inspirando las posturas que hay que adoptar con cada hijo o hija, según su edad.

 En la corrección es importante que los hijos vean el amor de los padres hacia ellos.

 

 La mujer esposa y madre

 La dignidad y grandeza de la maternidad estriba precisamente en que la mujer es, en el plan divino, la colaboradora del varón en la obra de trasmitir la vida, la compañera del hombre como padre..

La grandeza y dignidad de la maternidad se acrecienta por el hecho de haberse hecho Dios hombre en el seno inmaculado de una Virgen Madre, quien por voluntad divina, es también Madre nuestra.

 

 

La maternidad conlleva una comunión especial con el misterio de la vida que madura en el seno de la mujer. La madre admira este misterio y con intuición singular «comprende» lo que lleva en su interior.

A la luz  del "principio" la madre acepta y ama al hijo que lleva en su seno como una persona Además el calor del afecto que la madre tiene por el hijo, y que expresa a través de la mirada y las caricias, de todos los gestos maternos, dependerá después el amor que el hijo sentirá hacia sí mismo, su capacidad de cuidarse, de "quererse"(Tendra sana autoestima)

La educación, de  ambos padres consiste en: el desarrollo armónico de todas las facultades físicas, intelectuales y morales.

La educación se divide en educación corporal y en educación espiritual.

En cuanto a la educación corporal, los padres deben: cuidar de la vida del niño, sustentarlo y proporcionarle los medios necesarios para abrirse camino en la vida.

El deber de velar por la vida de sus hijos, desde el momento de la concepción hasta que puedan valerse por sí mismos

El deber de sustentarlos

El deber de instruirlos,

El deber de darles buen ejemplo

El deber de vigilarlos

El deber de corregirlos,

Estimularlos,

 

 

Los hijos:

 El primer deber de un hijo con sus padres es amarlos, con un amor que se demuestre con obras.  Es decir es necesario que nuestros sentimientos interiores concuerden con nuestras palabras y acciones.
 El amor a los padres puede y debe crecer cada día a través de pequeños detalles: el saludo por la mañana y al final del día, al salir o llegar de la casa, informarlos de nuestras actividades, contarles con confianza nuestras dificultades, conocer sus gustos y aficiones para complacerlos, y evitar todo lo que les desagrada o entristece.  Otros detalles importantes se reflejan en las ayudas domésticas, prestando pequeños servicios, en el hogar, etc.

 El respeto a los padres se muestra en la sincera veneración, cuando se habla con ellos y de ellos con reverencia.”. 

 Respetar a los padres es tratarlos con estima y con atención,.  Hay que obedecerlos con prontitud y diligencia, siempre que no sea pecado lo que mandan. La obediencia exige esfuerzo por que es mucho más fácil ser “rebelde”, haciendo continuamente el propio capricho.

 Para obedecer hace falta tener un corazón bueno y vencer el egoísmo..

 

Así con todo, la  familia católica debe ser  una comunión de personas, reflejo e imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Haciendo que la familia cristiana por ello se constituya en evangelizadora y misionera.

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La Familia caótica: Como la experiencia enseña la ausencia del padre provoca desequilibrios psicológicos y morales, además de dificultades notables en las relaciones familiares, como también, en circunstancias opuestas, la presencia opresiva del padre, especialmente donde todavía rige el fenómeno del "machismo", o sea, la superioridad abusiva de las prerrogativas masculinas que humillan a la mujer e inhiben el desarrollo de sanas relaciones familiares, las  muy comunes diferencias entre hermanos ente otras nefastas consecuencias.

Para que la corrección sea eficaz, es muy importante que los hijos vean al padre y a la madre unidos. Sí frente al padre que corrige, el hijo entrevé una posibilidad de refugio en la madre, porque percibe que ésta no comparte la severidad del marido, la función de la corrección pierde su fuerza.

Sí el hijo halla una alianza en la madre contra el padre que corrige, quedará marcado en su crecimiento. Mimado por la madre, tendrá dificultades a superar el infantilismo y a convertirse en adulto. No se hallará preparado para enfrentarse a las dificultades de la vida, al sufrimiento, a dejar su casa para seguir su propia vocación. Por una parte quisiera librarse del ligamen con la madre, pero por otro lado se siente incapaz. Contra el amor a los hijos pueden faltar los padres por exceso: consintiéndoles sus caprichos y dejando pasar inadvertidas sus faltas; y por defecto: siendo con ellos demasiado duros y poco cariñosos. Por ejemplo, pecaría por amor desordenado aquel que no llevara a efecto la vocación divina que Dios le señala, por apego excesivo a sus padres. Lo mismo puede decirse de quien por amor desordenado a sus padres descuida sus deberes de estado (p. ej., el marido o la mujer que va con exceso a la casa paterna, anteponiéndola a la suya propia; el estudiante que por falta de fortaleza no resuelve por sí mismo sus problemas, sino que se refugia en sus padres, etc.). Podría decirse que, en estos casos, se padece del vicio llamado vulgarmente `familitis".

Si los hijos vislumbran una división, una descomunión profunda en los padres, lo tienen fácil para no obedecer, y para crecer haciendo su propia voluntad

Sería una falta de respeto despreciarlos, gritarles u ofenderlos de cualquier modo, o avergonzarse de ellos. “con obras, con palabras y con toda paciencia honra a tu padre, para que venga sobre ti la bendición.

 

Conclusiones finales:

 

·        Desde mi profesión de Psicólogo y docente y ciudadano común en estos tiempos que corren, las crisis familiares y múltiples   patologías de sus miembros ya sea personales o vinculares, encuentran  su causa y cause en la falta de sanos cumplimientos de los roles paternos y maternos que Dios manda, el padre que no se ofrece como clara referencia de autoridad, y que en franco estado de inmadurez en su lugar se acerca a su hijo ofreciéndole una relación simétrica de amistad y lo que es peor al ofrecerle igualdad le ejerce competencia, no desafía su matrimonio y por ello su rol ya reflexionado en líneas anteriores, de esposo, generándose como vemos y en avalancha separaciones, divorcios y se lo ve como un adolescente tomando solo algunas esporádicas responsabilidades de vida, volcadose a una vida consumista y así poco preparado para ejercer los benditos objetivos anteriormente nombrados para el sano crecimiento que ese ser que Dios nos dona y encomienda que son los hijos.

La madre se ha volcado mas a la industria se encuentra ausente del hogar trabajando mucho y  gran parte de lo que gana lo usa para sus cuidados personales que los vacíos o frívololos valores actuales de nuestra sociedad hoy ofrecen como prometedores de felicidad, hundiéndola en egoísmo en un exacerbado narcisismo, haciéndole perder también el bendito rol de la maternidad y de esposa.

Ambos padres y madres forman parte de un a sociedad actual que se resiste a crecer, alojados en el fenómeno del juvenismo (fenómenos por le cual personas a través de artilugios científicos pretender frenar el paso del tiempo, imaginariamente buscan ser perpetuamente jóvenes), se quedan a vivir en la adolescencia.

Sus hijos entonces carentes de clara referencia paterna y sostén materno, se trastornan fácilmente en su ansiedad cualquiera sea su edad de desarrollo aumentándose en la ciencia  los manuales psiquiátricos de trastornos con sus rótulos celosamente catalogados (aumentándose los números de las empresas farmacéuticas que expenden sus fármacos correctores pero que impiden ver, analizar las motivaciones particulares del caso por caso), siendo proclives a trocar toda esa sana agresividad de vivir, en agresión contra si mismo(drogadicción, alcoholismo,  y demás autoflagelamientos, uno muy común por estos tiempos depresión y el peor el suicidio) y en el afuera rompiendo los lazos de hermandad y amistad(falta de comunión, ataques de ira, desconfianza, agresión física y psicológica con sus semejantes, malas juntas, hasta robar o matar,) y con las autoridades(rebeldías no sanas) como se los ve así intempestivos en todas las instituciones que habitan, en vez de oficiar las escuelas, clubes como  móviles instituyentes terminan siendo agentes que terminan impidiéndole el aprendizaje hacia un ser sanamente social.

Considero que estos comportamientos de los jóvenes no son solo reclamos, llamamientos a que seamos mas responsables con ellos en la guía a facilitarles el camino a que ellos maduren dentro de una sociedad  mas sana reproduciéndose, sino que nos piden ademas sublime y sagrada mente que oficiemos con mucha inteligencia del corazón (que el Espíritu santo  la da)  de  puentes  para que satisfagan la sed mas hondamente existencial y verdadera, la que calma los corazones, la que sana , salva y verdaderamente nos libera de espíritu que es lograr abrazar el amor de Dios padre, principio y fin de nuestras vidas.

 Por ello ayudarlos a los jóvenes a mutar ese pedido desenfrenado, esos gritos como tiros en la noche, muy   peligrosos por ser ciegos, en alabanza  a nuestro Dios padre creador que de chicos emerge, brota  después del bautismo (Cuando somos niños) luego la perdemos  y a fuerza de vivir los sacramentos o experiencias de vida y de búsqueda peregrina constante, la recuperamos ,cuando a muchos afortunadamente nos llega la experiencia de conversión(al retomar  lo que Jesús nos enseña y ordena: ser como niños aunque adultos responsables)

 Por ellos nosotros los adultos seamos fuentes de agua sana en nuestros apostolados educativos, no claudiquemos, no sigamos modas, atémonos al único yugo en la tierra que en vez de atar libera, que  es al evangelio a  lo que dios manda…..

 

 

Marcos Ranciari