El tesoro escondido

sábado, 1 de diciembre de
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¿Qué más quieres, ¡oh alma!, y qué más buscas fuera de ti, pues dentro de ti tienes tus riquezas, tus alegrías, tu satisfacción, tu abundancia y tu reino, que es tu Amado, a quien desea y busca tu alma? ¡Gózate y alégrate en tu interior recogimiento con Él, pues le tienes tan cerca; no le vayas a buscar fuera de ti, porque te distraerás y cansarás y no le hallarás sino dentro de ti! Pero, aunque está dentro de ti, está escondido. Pero gran cosa es saber el lugar donde está escondido para buscarle allí.
 
 
 
Pero todavía dices:  “Si está en mí el que ama mi alma, ¿cómo no le hallo ni le siento?” La causa es porque está escondido, y tú no te escondes también para hallarle y sentirle; porque el que ha de hallar una cosa escondida, tan a lo escondido y hasta lo escondido donde ella está ha de entrar. Como quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu alma, con­vendrá que para que tú le halles, olvidando todas tus cosas y alejándote de todas las criaturas, te escondas en lo interior del espíritu, y, cerrando la puerta tras de ti, ores a tu Padre en lo escondido (Mt 6,6).
 
San Juan de la Cruz

 

 

Oleada Joven