Evangelio según San Juan 14, 7-14

martes, 18 de mayo de

Si vosotros me conocéis, conoceréis también a mi Padre. Más aún, desde ahora lo conocéis y lo habéis visto". 

Felipe le dijo: "Señor, muéstranos al Padre, y esto nos basta". 
Respondióle Jesús: "Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, ¿y tú no me has conocido, Felipe? El que me ha visto, ha visto a mi Padre. ¿Cómo puedes decir: Muéstranos al Padre? 
¿No crees que Yo soy en el Padre, y el Padre en Mí? Las palabras que Yo os digo, no las digo de Mí mismo; sino que el Padre, que mora en Mí, hace Él mismo sus obras. 
Creedme: Yo soy en el Padre, y el Padre en Mí; al menos, creed a causa de las obras mismas. 
En verdad, en verdad, os digo, quien cree en Mí, hará él también las obras que Yo hago, y aun mayores, porque Yo voy al Padre 
y haré todo lo que pidiereis en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.  Si me pedís cualquier cosa en mi nombre Yo la haré".
 
Palabra de Dios.
 

 
Reflexión: Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de Río Cuarto
 
Queridos Jóvenes soy Monseñor Eduardo Eliseo Martín el Obispo de Río Cuarto y comienzo en este sábado con unas reflexiones  sobre el Evangelio durante todo el mes de mayo.
 Vaya mi saludo a todos ustedes y que el Señor siempre los acompañe.
La palabra de Dios de este sábado, como toda palabra de Dios ilumina  nuestra vida y en particular hoy ilumina la espera  de nuestro corazón.
¿Qué es lo que espera nuestro corazón? Esta pregunta la tenemos que tener siempre. Pues es muy fácil en el contexto cultural en el que vivimos, que todo tienda a silenciar ésta y otras preguntas similares que son las preguntas fundamentales de la existencia.
¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿Por qué vale la pena existir, trabajar, amar y sufrir? En las palabras de Felipe, esta la respuesta a esa espera de nuestro corazón: Muéstranos al Padre y eso nos basta.
El deseo del  corazón es ver a Dios, es conocer su rostro. Pero ¿Dónde esta Dios? ¿Cómo ver su rostro? El mismo evangelio nos da la respuesta. Dios no es ya  un desconocido, pues se ha dado a conocer en cristo Jesús.
El mismo Jesús nos da la respuesta, cuando le dice a Felipe: El que me ve a mi ve al Padre.
Ver a Dios, seguir a Dios, conocer a Dios es: Conocer, amar y seguir a Jesús. El esta al alcance de la mano, en su cuerpo que es la Iglesia.
Queridos Jóvenes la Iglesia les ofrece a Jesús, es su más grande tesoro, en él y solo en él encuentran la verdadera vida. 
El cumplimento de la esperanza, del corazón de cada uno de ustedes y de cada uno de nosotros.
Hasta el próximo sábado, si Dios quiere.

 

Oleada Joven