Evangelio segun San Lucas 11, 42-46

martes, 12 de octubre de

En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto habría que practicar, sin descuidar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal, que la gente pisa sin saberlo!" Un jurista intervino y le dijo: "Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros". Jesús replicó: "¡Ay de vosotros también, juristas que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!"

Palabra de Dios


Monseñor Santiago Olivera | Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

El texto que la Iglesia hoy nos presenta para reflexionar de San Lucas, nos muestra a Jesús que no calla. Como Profeta habla, denuncia, pone en evidencia las incoherencias de muchos porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen algunas pero omiten otras más importantes. En este texto, digamos es breve pero exigente, en el que Jesús llama a vivir en la unidad de la vida, porque la dos cosas hay que observar: el cumplimiento de la ley como esta reclamando a los fariseos y también fundamentalmente el mandamiento del Amor.

Vemos cómo Jesús denuncia con mucha fuerza las practicas puramente externas. Lo externo debe ser siempre fruto de una vida interior, esto no lo debemos olvidar nunca.  Este texto también, para nosotros cristianos, es una llamada de atención porque nos invita a la coherencia, y un testimonio de vida porque se necesitan testigos.

En otros textos del evangelio vemos muchas veces a los dirigentes judíos que empiezan acusando a Jesús. En este texto vemos por el contrario, que quien toma la iniciativa, es Jesucristo y los acusa a los fariseos. Los acusa porque  pagan inescrupulosamente el diezmo o  productos no incluidos y pasa por alto el derecho y el amor, porque son esclavos de la vanidad y de la ostentación. Prefieren lugares importantes, los primeros asientos. Son sepulcros irreconocibles, tumbas sin señal que la gente pisa sin saber.  El pueblo trata con ellos; los creen piadosos sin embargo en sus corazones están llenos de hipocresía o de doble vida.

Esto que Jesús habla y dice a los escribas es una invitación también a nosotros a que realmente unificar nuestra vida. Además de cumplir lo que uno enseña, tenemos que vivir aquello que enseñamos y no como les paso a los escribas, de poner largas cargas pesadas a la gente.

Vamos a pedirle a Jesús, entonces que nos ayude a vivir la alegría de saber que nuestra expresión exterior de toda nuestra oración con Dios es fruto de una profunda relación interior con el. Y es manifestación de algo mucho más digno y puro que esta en nuestro corazón. Que Dios los Bendiga a todos…

 

 

Oleada Joven