Evangelio segun San Juan 2, 1-11

viernes, 18 de enero de
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En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino." Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora." Su madre dijo a los sirvientes: "Hagan todo lo que Él les diga."


Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: "Llenen las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: "Saquen ahora y llevenselo al mayordomo." Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora."


Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en Él.

 

Palabra de Dios

 


De nuestra redacción



El texto que la liturgia nos ofrece en este domingo quizás sea de los más emotivos de las páginas del evangelio. Jesús celebrando la boda de, seguramente, una pareja de amigos. El texto nos muestra un rostro de Jesús alegre, participando junto a sus discípulos de la alegría de esta pareja de novios. Sin embargo, el vino signo de la celebración y de la alegría se acaba. 



En este tiempo de verano, muchos podemos sentir que en medio del cansancio acumulado en el año que pasó el vino de la alegría comienza a agotarse… el trabajo, el crecimiento, los vínculos desgastados y alguna frustración puede haber contribuido a que el fuego del amor también se haya ido desgastando en las  vasijas de nuestros corazones. Sin embargo, el texto nos muestra cómo Jesús convierte seis tinajas de cien litros de agua cada una en buen vino. Estas tinajas estaban destinadas a la purificación, al lavado de manos antes de participar de la cena…. por ende es un agua impura, con suciedad. Jesús no busca el mejor agua, sino que transforma lo que hay, aunque esté en malas condiciones. 



Que en este día podamos presentar al Señor nuestras tinajas, así como están. Le presentemos nuestros corazónes cansados, vacíos, eso que nos cuesta perdonar, nuestros dolores más profundos, los miedos que nos atan… Él es capaz de transformar lo peor de nosotros en el mejor vino. Además el amor de Dios siempre es sobreabundante, de modo que alcance para nosotros y para los que nos rodean. ¡Que tengas un lindo domingo!

 

 

Oleada Joven