Evangelio según San Marcos 4,1-20

martes, 22 de enero de
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"Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla. El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba: "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto. Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno". Y decía: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!". Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas. Y Jesús les decía: "A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón". Jesús les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás? El sembrador siembra la Palabra. Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos. Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa. Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno".

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: Monseñor Marcelino Palentini



 

Queridos jóvenes, el Evangelio de hoy nos presenta la reflexión que Jesús hace después de haber relatado la Parábola del Sembrador y concluye diciendo: "El que escucha la Palabra y la comprende, produce frutos". La Parábola del Sembrador nos pone frente a nuestra realidad todos los días, Dios nos llena de bendiciones, siembra en nosotros la buena semilla de la fe, de la honestidad, de la responsabilidad, de la confianza, de la esperanza y sobre todo la semilla del amor. La semilla de la palabra implica todo esto y sobre todo implica un poder recibir los dones de Dios, pero nos preguntamos ¿En qué terreno cae esa semilla de la Palabra de Dios? ¿Cómo somos nosotros? ¿Le permitimos que estos dones de la fe, la honestidad, la responsabilidad, etc; sobre todo del amor, caiga en el terreno bueno?.





 

 

Muchas circunstancias interiores y exteriores nos pueden quitar la Palabra de Dios, pueden impedir que crezca, pueden hacerla ahogar o pueden, en muchas circunstancias, hacerla producir frutos en abundancia. Somos conscientes de nuestra debilidad y por eso podemos permitir que se nos arranque la riqueza de esta palabra. Así no damos frutos de amor, de generosidad y de fidelidad; mientras si somos fieles, si nos abrimos a la acción del Espíritu sí podemos dar muchos frutos.






El joven que tiene un corazón puro, que se deja trabajar en lo profundo de su ser por la Palabra y por la fuerza del Espíritu es capaz de hacer maravillas, es generoso, sincero, coherente, valiente y da testimonio en todo lugar, no tiene miedo del que dirán sino se entrega con generosidad y valentía; también se prepara para cambiar una mentalidad materialista y edoista en una mentalidad de superación constante en el bien y se preocupa no sólo de lo que lo satisface inmediatamente (como sugiere la Posmodernidad) sino sabe sacrificarse y renunciar a sí mismo para buscar el bien común. Un joven decidido y coherente es signo de esperanza para una nueva sociedad. ¡Qué lindo ver a jóvenes que se dejan llenar por esta semilla de la Palabra de Dios!, los que la reflexionan solos o en comunidad, los que meditan esta Palabra y se sienten felices de poder escuchar la voz de Dios para darle después una respuesta generosa y coherente todos los días. ¡Los felicitamos y ojalá todos sean así: terreno fértil, que escucha la Palabra y la practica!




Por eso concluímos con una breve oración como siempre:


"Señor te pedimos por los jóvenes de nuestra Patria, para que escuchando tu Palabra produzcan frutos de Vida Nueva, sean artífices de una sociedad más sana en sus criterios y prioridades y superando el materialismo y el ideonismo busquen defender la familia, preparándose con un noviazgo serio, un noviazgo responsable, un noviazgo que sea realmente camino de preparación para la felicidad de dos personas que se entregan el uno al otro para poder dar vida, y vida en abundancia.
Señor te pedimos por los jóvenes, para que anuncien tu mensaje de amor con una vida pura y santa y cuiden la convivencia social buscando siempre el bien común así, nuestro mundo será un jardín lleno de buenos frutos que reflejan tu presencia Divina en todos nosotros. Que así sea"

 




 

 

Oleada Joven