Evangelio según San Lucas 13,1-9

domingo, 3 de marzo de
image_pdfimage_print

"En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?' Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".


Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

 

Como siempre hay una Buena Noticia que el señor nos deja en su Palabra, aquí nos encontramos con una inquietud que le llevan a Jesús de un accidente sobre esas 18 personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé. El punto es que Jesús les hace el siguiente cuestionamiento: ¿Ustedes creen que eso les pasó porque eran más pecadores que los demás? Y Él claramente les afirma que no.

 

 

Estas cosas no pasan porque haya una culpa que pagar, siempre tenemos esa tentación de hacer una lectura mágica de los acontecimientos…también en otra momento le preguntana Jesús, cuando se trata del ciego de nacimiento…¿Quién pecó? ¿Pecó él o pecaron sus padres? Jesús dice: ni él ni sus padres, esto sucede para que se manifieste el poder y la gloria de Dios.

 

Tenemos que cortar con esa causa del mal en las personas por el pecado que hubieran cometido, no se trata de eso. Y Jesús engancha allí con lo que al Él le interesa que es la vida , y la vida en abundancia, por eso en las dos ocasiones termina diciendo: "si ustedes no se convierten, acabarán de la misma manera".

 

 

Jesús lleva el diálogo a lo que a Él le interesa que es la conversión. Nos llama -por dos veces- a la conversión. Y se aclara con la parábola final, el hombre que tenía una higuera que no daba frutos y manda al viñador a arrancarca, pero este viñador con compasión le dice que va a remover la tierra y puede de que así de frutos…
¿Cómo le interesa al Señor que nosostros demos frutos? Que nuestra vida no sea pasar el tiempo simplemente, sino que sea una escucha de su Palabra atenta como tierra fértil para que esa palabra dé frutos en nosotros.

 

 

Muy bonito lo que Cesáreo de Arles nos dejó en sus palabras: "No es en países lejanos donde se encuentra lo que el señor nos pide, nos envía al interior de nosotros mismos, a nuestro corazón, porque ha colocado en nosotros lo que nos pide; la caridad perfecta no es otra que la buena voluntad del alma, trabajemos con todas nuestras fuerzas con la ayuda de Dios para concederle el primer puesto en nuestra alma a la bondad más que a la maldad, a la paciencia más que a la cólera, a la benevolencia más que a la envidia, a la humildad más que al orgullo, en fin, que la dulzura de la caridad tome de tal manera poseción de nuestro corazón que ya no quede sitio en él para la amargura del odio."

 

Que puedas vivir éste sábado consagrado a la Virgen con este deseo profundo, con esta actitud honda de amar, amar a todos, amar primero, y de convertirte a esta presencia de Dios que habita en tu corazón.

 

 

Oleada Joven