Evangelio según San Lucas 18,9-14

viernes, 8 de marzo de
image_pdfimage_print


"Y refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: "Dos hombres subieron al Templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!'. Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado".

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Fernando Goicochea, Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

El tema que encierra este Evangelio es la oración, el cómo rezamos, de que manera rezamos, cual es la actitud con la que rezamos, cuál es la materia de nuestra oración, a quién miramos cuando rezamos…

Muchas preguntas pero necesitamos ir haciéndolas porque de veraz que no cualquier oración "justifica", eso dice la Palabra hoy: uno volvió a su casa justificado, no el otro. Hay un modo de rezar que reafirma en la injusticia y hay otro que va metiendo cada vez más el corazón en la verdadera justicia.

¿Cuál reafirma en la injusticia, en la mentira?  Eso de compararse con los otros…. Pienso que ahí está el error principal de este hombre porque evidentemente había muchas cosas buenas que este hombre hacía, ayunar dos veces por semana ( tal vez vos y yo no lo hagamos) pagaba el diezmo de todas sus entradas, no es tanta la gente que hace esas cosas, pero no obstante él como que le echaba en cara a Dios todas sus obras buenas como para quedar justificado con eso y comparándose con otra gente que no vivía tan bien.

 

En realidad, delante de Dios,  quien de nosotros puede ufanarse de algo, si como dice la palabra de Dios y después también Teresita de Lixieux retoma esto, todas nuestras justicias están manchadas, si toda obra por buena que sea, hablemos de ser caritativos con los más necesitados , de la oración misma, el rezar en la misa, participar, la acción más buena que queramos hacer siempre tiene algo de mancha porque es humana, no sabemos hasta donde nuestra intención está tan clara y pura.

 

Entonces realmente delante de Dios no cabe otra actitud que la de la conciencia de nuestro pecado, nuestra miseria, no cabe otra, que es la que tiene el publicano "Dios mío ten piedad de mi porque soy pecador", con que mérito podemos ir delante de Dios nosotros que fuimos la causa de la crucifixión de Jesús, la causa por la cual Dios quiso salvarnos y la causa porque nosotros lo hemos crucificado, aun no estando allí hubiéramos hecho lo mismo, estamos metidos en la misma, somos deicidas.

 

Entonces que bueno que es pisar esta tierra de nuestra realidad tan pobre y tan miserable, que es la única que nos posibilita vivir con este gozo de que tenemos un salvador, porque el fariseo no necesitaba un salvador ya que él "estaba" salvado por sus obras y a nosotros no nos salvan nuestras obras sino la fe, esta es la obra que Dios quiere de ustedes, que crean, que creamos, solamente Dios nos salva, no hay manera de que nos auto justifiquemos.

 

Te animo mucho a poder poner en práctica esto en tu oración, que cuando nos pongamos delante de Dios tomemos conciencia de que estamos frente al tres veces Santo y que nosotros precisamos descansarnos ante esta zarza ardiendo que es Dios, que es puro fuego, pura caridad y que desea que este fuego este ardiendo a través de nuestra caridad con nuestros hermanos, sobre todo con lo que más lejos de Dios están, más pecadores son y seamos realmente exquisitos con ellos como Jesús ha sido es y será con todos nosotros.

 

 

 

 

Oleada Joven