Esperar con otros

domingo, 10 de marzo de
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Hay una canción del cantautor cubano Silvio Rodríguez que tengo puesta mientras escribo esto: «Tocando fondo». De vez en cuando me gusta escucharla, sobre todo cuando paso momentos en que me encuentro un poco confundida. Esos momentos en que la luz se va, de pronto pesa la vida, me siento torpe, y me invaden sentimientos que no me dejan estar bien conmigo misma. Me juzgo, casi sin darme cuenta, y tengo pocas ganas de relacionarme, de ver gente. Ando como la samaritana, yendo a mediodía al pozo para no encontrarme con nadie; y siento una invitación grande a acogerme ahí y a reconocer que ando tocando fondo. Aún así, me cuesta darme permiso, hay tantas personas que tienen motivos para encontrarse mal, que tienen dificultades…y quiero tenerlas presentes cada día, mientras espero que Alguien venga a descubrirme mi sed verdadera y aquello que atasca mis canales.

 
Los momentos de «tocar fondo» son sacudidas que nos hacen caer en la cuenta de nuestra pobreza radical, de la necesidad de curación y de pacificación que tenemos. Entonces me reconozco en aquellos personajes que acuden a Jesús necesitados: en la suegra de Pedro con esa fiebre que tiene retenida su vida, en Leví enredado en su mostrador, en ese publicano que también toca fondo; en los discípulos que cansan a Jesús con su estrecha fe. Y a veces, sin confesarlo, querría que otros me llevaran ante Él, como los cuatro amigos del hombre paralizado. Doy gracias porque sus historias estén en el Evangelio y porque puedo esperar con ellos esa mirada y esa voz. Entonces me salvan los rostros cotidianos que me hacen no olvidar que en un lugar del corazón hay una perla escondida.
 
 
Fuente: rscj.es Autor: Mariola López rscj
 

 

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