Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38

lunes, 25 de marzo de
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"Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará". Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús. Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere". El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?". Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer". Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto. Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres. Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche. Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'. Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás". Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".

 

Palabra de Dios

 

 



Reflexión: Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

 

Comenzamos la Semana Santa, la Semana Mayor, son días para contemplar desde el amor de Dios hecho visible en Jesús, porque sabemos que Jesús es el “Dios con nosotros”, es el rostro humano de Dios. Son días para contemplar el gran amor que nos ha tenido, un amor que se entregó hasta el extremo, se entregó hasta el fin.



Podemos contemplar en este texto como el amor ofrecido es traicionado, por uno a quien el eligió, a quien había invitado a formar parte de sus amigos, a quien miraba siempre con cariño como lo hacia Jesús, con afecto, y vemos que a la traición Jesús responde con la entrega, con la ofrenda gratuita de su vida, como lo vemos en el relato de la Cena.

Conmueve este texto, el amigo que no es tan amigo como vemos, negocia la vida y el amor por unas pocas monedas, a veces pienso como habrá sido el corazón, el sentimiento de Jesús, su humanidad frente a esta realidad. Conmueve escuchar: -Les aseguro que alguno de ustedes me entregará-.



También lo que habrá sido el corazón de los discípulos, no?. ¿Por qué?, se preguntan ellos: -¿Seré yo Señor?. Y podemos descubrir con esta pregunta que la posibilidad de la traición siempre está en todos, es posible que se nos de en todos nosotros, es una dura realidad que podemos vivir y que por lo tanto necesito estar atento para no ser aquellos que nos traicionamos en las pequeñas cosas. Muchas veces por menos de 30 monedas de plata cambiamos a Jesús, seguimos nuestros caminos, caprichos, criterios, las propuestas del mundo. Nosotros tenemos que estar firmes y ser fieles.



Vamos a pedirles al Señor que nos ayude en este Martes Santo que nos mete ya en la Semana Mayor como una reflexión del corazón, de vida: ¿En dónde estamos? ¿En dónde nos situamos? ¿Cuál es nuestra fidelidad? ¿Cuál es nuestra permanencia con Él para poder ser aquellos que los seguimos y lo seguimos hasta la cruz?.

Que Dios los bendiga. Feliz Semana Santa para todos.

 

 

 

Oleada Joven