Evangelio segun San Lucas 14, 1. 7-11

martes, 26 de octubre de

 

En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: "Cuando te conviden a una boda, no te sientes en puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a éste". Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido".

Palabra de Dios


Monseñor Eduardo Martín | Obispo de la Diócesis de la Diocesis de Rio Cuarto



 

En este último sábado de octubre el Señor en el evangelio de San Lucas que venimos proclamando todo este tiempo, otra vez nos presenta esas paradojas del evangelio, o esa forma del evangelio que contradice a los criterios del mundo. En el mundo siempre el criterio es ensalzar, el criterio es poner de manifiesto, el criterio es hay que brillar, hay que ascender, hay que trepar podemos decir. Y entonces en cambio aquí en el evangelio el Señor nos dice al revés: El que se eleva será humillado, pero en cambio el que se humilla será ensalzado.

 

Si, el Señor alaba y tiene en cuenta el corazón humilde y sencillo, ese corazón que agrada a Dios, ese corazón que no quiere aparentar. Ese corazón que busca la verdad y que quiere la pureza y la transparencia, aunque eso no brille ante los ojos de los hombres, aunque eso este en el olvido de la historia de los hombres o de las consideraciones de los medios de comunicación, o de los periódicos, lo que importa es lo que es nuestro corazón ante Dios.

 

Creo que decía San francisco que: “Solo somos lo que somos delante de Dios nada más, no de las consideraciones humanas o de las de las apariencias que se puedan mostrar.”

 

Pidámosle al Señor entonces transparencia de corazón, pureza de corazón, humildad y sencillez y ese sentido de ser el último, para que entonces si el Señor pueda un día darnos el verdadero premio y hacernos partícipe de su mesa celestial.

 

Hasta el próximo sábado, si Dios quiere!

 

 

Oleada Joven