Gratitud

miércoles, 10 de abril de
image_pdfimage_print

 

 

Te quiero no porque he aprendido a decírtelo, no porque el corazón me sugiera estas palabras, no porque la fe me lleve a creer que eres amor, ni siquiera tan sólo porque  has muerto por mí.

Te quiero porque has entrado en mi vida más que el aire en mis pulmones, más que la sangre en mis venas. Has entrado donde nadie podía entrar, cuando nadie podía ayudarme ni consolarme.

No ha habido día en que no te hablara ni hora en que no te haya mirado. Y en tu rostro he leído la respuesta, en tus palabras la explicación, en tu amor la solución.

Te quiero porque durante muchos años has vivido comigo y yo he vivido de Ti.

He bebido de tu ley sin advertirlo.

Me he alimentado, robustecido, me he recobrado, pero sin darme cuenta: como un niño que se alimenta de su madre y todavía no sabe llamarla con ese dulce nombre.

Permíteme agradecerte –al menos un poco- en el tiempo que me queda, por este amor que has volcado sobre mí y que, irresistiblemente, me impulsa a decir: te quiero. 
 
Chiara Lubich
 
Fuente: “Meditaciones 2”, Chiara Lubich, Editorial Ciudad Nueva

 

 

Oleada Joven