Querido Señor, en medio de mucha confusión e inquietudes internas existe en mí un pensamiento consolador: …quizás estás trabajando en mí de una forma que no puedo sentir, experimentar o comprender.
Mi mente no es capaz de concentrarse en Vos, mi corazón no puede mantenerse centrado, parece como si estuvieras ausente o me hubieses dejado solo. Pero me aferro a Vos en la fe.
Creo que tu Espíritu alcanza algo más profundo y más lejano que lo que alcanza mi mente o mi corazón, y que los movimientos profundos no son los primeros en ser notados.
Por lo tanto, prometo que no escaparé, no abandonaré, no dejaré de rezar, aún cuando todo parezca inútil y una pérdida de tiempo y esfuerzo.
Quiero que sepas que te amo, a pesar de que a veces no me sienta amado por Vos. Y que tengo esperanza en Vos, aunque muchas veces experimento desesperación.
Permite que esto sea una pequeña muerte que pueda hacer contigo y para vos como una forma de experimentar algo de solidaridad con los millones de personas que sufren mucho más que yo en este mundo. Amén.
Henri Nouwen