Vivir el momento presente colmándolo de amor

jueves, 25 de abril de
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Esa noche, en el trayecto de una carretera de 450 km, que me llevó al lugar de mi residencia obligatoria, me venían a la mente muchos pensamientos confusos: tristeza, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones… Pero en mi mente surgió claramente una palabra que dispersó toda la oscuridad, la palabra que monseñor John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: «He pasado la mitad de mi vida esperando». Es verdaderísimo: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: «Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente, colmándolo de amor». No es una inspiración improvisada, sino una convicción que he madurado durante toda la vida. Si paso mi tiempo esperando, quizá las cosas que espero nunca llegarán. La única cosa que con seguridad me llegará será la muerte.

 

 

 

(…)

Los Apóstoles habrían querido elegir el camino fácil: «Señor, deja ir a la multitud para que se aprovisione de alimento…». Pero Jesús quiere actuar en el momento presente: «Denles ustedes de comer» (Lc 9, 13). En la Cruz, cuando el ladrón le dijo: «`Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino'. Jesús le dijo: 'te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso'» (Lc 23, 42-43). En la palabra «hoy» sentimos todo el perdón, todo el amor de Jesús.


El padre Maximiliano Kolbe vivía este radicalismo cuando repetía a sus novicios: «Todo, absolutamente, sin condición». Escuché a Dom Helder Cámara decir: «La vida es para aprender a amar». Una vez la Madre Teresa de Calcuta me escribió: «Lo importante no es el número de acciones que hacemos, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción».


¿Cómo llegar a esta intensidad de amor en el momento presente? Pienso que debo vivir cada día, cada minuto, como el último de mi vida. Dejar todo lo que es accesorio, concentrarme sólo en lo esencial. Cada palabra, cada gesto, cada telefonema, cada decisión es la cosa más bella de mi vida, reservo para todos mi amor, mi sonrisa; tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido…



Escribí en el libro El camino de la esperanza: «Para ti el momento más bello es el momento presente (cfr. Mt 6, 34; St 4, 13-15). Vívelo en la plenitud del amor de Dios. Tu vida será maravillosamente bella si es como un cristal formado por millones de esos momentos. ¿Ves cómo es fácil?» (El camino de la esperanza, 997).


 

Extraido de "Cinco panes y dos peces"

Francois Xavier Van Thuan

 

Oleada Joven