Señor, que nada turbe el silencio de este dia
Que nada me espante.
Silencia las voces
que pudieran desalentarme
de seguir en el camino real de la perfección
por el que fue tu propio Hijo,
y por el que fueron todos los santos.
Mi felicidad no consistirá en días pacíficos,
sin problemas, sino en la valentía
de seguir tu voluntad,
donde quiera que ésta me pueda llevar.
En tus palabras, y no en la opinión
de la mayoría, encontraré mi camino.
Habrá riesgos, pero si te tengo a Ti,
Señor Dios, todo es posible.
Nada me faltará.
Sólo tu bastas.
Fuente: "30 dias con un Gran Maestro Espiritual, Nada te turbe, Teresa de Ávila"