Evangelio según San Juan 15,9-11

miércoles, 1 de mayo de
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"Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa."

 

Palabra de Dios

 



 

Reflexión: Monseñor Santiago Olivera –  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

Este Evangelio en que hoy la Iglesia nos presenta para reflexionar, con mucha alegría desde la experiencia de una intimidad que Jesús quiere contar en un momento muy importante de su vida, al pasar de este mundo al Padre. ¿Te pusiste a pensar en lo que significa? En Él se juega todo lo más importante cuando sabemos que vamos a dar el salto y el encuentro con Dios, cuando nuestra vida ya está toda jugada.



¿Qué es lo que deberíamos sentir en nuestro corazón cuando vamos al Padre, cuando pasamos al abrazo del Padre?

Jesús al pasar de este mundo al Padre, nos cuenta una experiencia personal muy linda, cómo el Padre me amó, la experiencia del amor de Dios, del amor del Padre. Siempre es fundante en nuestra vida la experiencia del amor del Padre; todos los cristianos tenemos que tener la espiritualidad basada en el Abba.


Jesús nos cuenta “como el Padre me amó, también yo los amé a ustedes”, y nos invita a esta experiencia del amor, del Padre y el Hijo, a que permanezcamos en el amor. Solo permaneceremos en el Amor si cumplimos los mandamientos, si estamos en comunión con lo que el Señor nos enseñó, si sabemos o descubrimos que los mandamientos no son preceptos fríos sino más bien caminos de plenitud, de amor, deseos y mandatos de Jesús para que vivamos una vida realmente en serio y plena.



Por eso cumplir los mandamientos es algo que nos agranda el corazón y nos llena realmente de paz. Solo permanecemos en el amor de Jesús cumpliendo sus mandatos; ¿y para qué? Para que el gozo nuestro sea perfecto, el gozo de ustedes sea perfecto; nos cuenta, como que nos involucra Jesús en el amor, en la alegría y en el gozo. La comunión de Jesús, la comunión con su Padre, la quiere compartir con nosotros hasta el final, hasta el extremo compartiendo su propia vida.



Pidámosle al Señor, que en este corto Evangelio podamos meditarlo serenamente en nuestro corazón, no nos quedemos en las primeras partes; Jesús en su testamento final es su salto al abrazo del Padre, habiendo cumplido su obra, vuelve y nos cuenta que el amor de Dios no tiene límites y que ama siempre sin medidas, es el mismo amor que él nos manifestó a nosotros, y como nos cambia cuando nos sabemos amados.



¡Cómo nos cambia la vida cuando nos sabemos queridos!  Y solo de la experiencia del amor de Dios es que podemos responder con amor a ese Amor. Permaneceremos en Él si hemos descubierto el amor de Dios; los mandamientos serán más llevaderos y será un gozo cumplirlos porque hemos experimentado el amor de Dios. Solo buscamos responder al Amor con amor.

Que Dios los bendiga y su Palabra siga entrando y sea alimento para nuestra vida.



 

 

 

Oleada Joven