Evangelio según San Lucas 24,46-53

viernes, 10 de mayo de
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"Jesús dijo a sus discípulos: «Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba.» Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos (y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él.) Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén, y continuamente estaban en el Templo alabando a Dios."


Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: Monseñor Damián Bitar | Obispo de Oberá

 

En esta narración de la asención del Señor, llama la atención que cuando Jesús se va, los apóstoles vuelven con un gran gozo. Como consecuencia iban permanentemente al templo a alabar a Dios, ¿Cómo puede ser que la Partida de Jesús sea causa de tanto gozo y alabanza? ¿Cómo puede evocar tanta felicidad su partida, si los apóstoles realmente lo amaban?
Esta claro que la asención, esta magnifica fiesta que celebramos, es en realidad no una partida sino el comienzo de una nueva forma de presencia. Jesús deja de estar presente de un modo visible para hacerse presente en un modo espiritual, en lo íntimo de los corazones de sus discípulos y de nuestros corazones. Por eso el evangelio dice “subía al cielo y los bendecía”. Su partida es una verdadera bendición, por que permite un encuentro mucho mas hondo, mucho mas intimo con Él.
 

Pero sin embargo falta algo, falta que ese encuentro se convierta en fuente de vida para el mundo, faltan que los apóstoles salgan del encierro y puedan contarles a los demás y comuniquen al mundo el gozo de ese fantástico encuentro. Por eso Jesús les dice “aguarden la promesa del Padre”. Y en el libro de los Hechos, que continua el Evangelio de Lucas, nos relata el cumplimiento de esa promesa cuando el Espíritu se derramo sobre los apóstoles que fueron revestidos del poder de lo alto que los lanzo al mundo, a la evangelización.
 

Entonces el encuentro con Jesús se hizo pleno, por que solo cuando nos decidimos llevar a Jesús a los demás terminamos de entrar en la amistad con Él pero para dar ese paso necesitamos el impulso del Espíritu tenemos que invocarlo, tenemos que rogarle al Señor. Y de un modo particular, nosotros los jóvenes, los centinelas de la mañana como decía Juan Pablo II. Que nos despierte el gozo de llevar a Jesús a los demás.
 

Una Breve oración:
“Querido Señor necesito de tu Espíritu, toda la Iglesia lo necesita mas, necesita de tu impulso, del entusiasmo que solo el Espíritu Santo puede provocar, entra en nuestra vida llénanos con tus dones y haz que podamos llevar el gozo del evangelio a los demás jóvenes.

 

 

 

Oleada Joven