Señor, que nada turbe la paz de este dia. Que nada me espante. Cualquier cosa que este día me traiga, gozo o satisfacción, o dolor y frustración, estas cosas no pueden compararse con la gloria que esperamos.
Mi misericordioso y bondadoso Señor, ¿qué más podría pedirte en esta vida que estar tan cerca de ti, que no haya separación entre tu y yo? Con San Agustín, oro fervientemente: "Dame Señor lo que mandas, y mandas lo que quisieres".
Porque, ¿qué soy yo sin ti? Si no estoy cerca de ti, ¿qué valgo? Si me apartara de ti, aún una corta distancia, ¿cómo podría encontrarme a mi mismo? Pero si te tengo a ti, Dios, nada me faltará. Sólo tú bastas.
Amén.
Fuente: "30 dias con un Gran Maestro Espiritual, Nada te turbe, Teresa de Ávila"