Evangelio según San Juan 17, 20-26

miércoles, 15 de mayo de
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 No ruego sólo por éstos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la Gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí. Así alcanzarán la perfección en la unidad, y el mundo conocerá que tú me has enviado y que yo los he amado a ellos como tú me amas a mí. Padre, ya que me los has dado, quiero que estén conmigo donde yo estoy y que contemplen la Gloria que tú ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amas esté en ellos y también yo esté en ellos.»


Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión : Monseñor Santiago Olivera , Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje


La Palabra de Dios que hoy la Iglesia nos propone reflexionar en este camino a Pentecostés nos invita una vez más a leerla y reflexionarla con serenidad con un corazón que ama, porque es muy lindo escuchar a un Jesús que en momentos importantes de su vida como este pasar de este mundo al Padre reza por nosotros.


Esta oración de Jesús por nosotros es verdaderamente consoladora, orando no solo por los que están allí presentes sino por lo que gracias a ellos creerán en ÉL. Siempre es muy emotivo sabernos destinatarios de la oración de Jesús, y ante esta oración de Jésus que conocemos como la oración sacerdotal, venía a mi memoria el corazón grande de quien es el futuro beato Cura Brochero, quien en un momento muy importante de su vida, de su pascua de cara a su paso al Cielo, en una carta que le escribe a su amigo, el Obispo de Santiago del Estero Monseñor Yanes : "recordarás que yo creía que iba a ser enérgico como mi caballo Chesche y sin embargo así he quedado" pero replica "es una grandísimo  favor el que me ha hecho el señor en desocuparme completamente de la vida activa y en dejarme la ocupación de buscar mi fin y orar por los hombres pasados, por los presentes y los que han de venir hasta el fin del mundo.


Realmente uno lee la oración sacerdotal de Jesús y piensa en la oración sacerdotal de Brochero y nos vuelve a tocar el corazón el sabernos fruto en la oración de nuestro Señor Jesús como en la de nuestro querido próximo beato.


El Señor está rezando, como nos muestra la Palabra, por la unidad, y sabemos que la unidad significa comunión con el Padre, lo que será modelo y fuente de unidad eclesial. La verdad que también impresiona pensar que Jesús nos pida rezar por la unidad, ya que nos es solo porque sí o responder a lo que Él desea sino para algo muy fuerte que es para que el mundo crea.


Por lo tanto, trabajar por la unidad siempre será para los cristianos una tarea y no es una uniformidad, es decir, para que todos seamos y pensemos iguales porque eso no es unidad. La unidad se construye desde el amor, solo el amor es el que une, comprende, espera, el  amor de Dios por medio de Jesús se hace amor en nosotros, por lo que debemos realizar la unidad dentro de la pluralidad.


Ya a las puertas de la fiesta de Pentecostés rezamos por la unidad de los cristianos, ya que la voluntad del Señor es la unidad. Impresiona esta sentencia: Unidad para que el mundo, mi comunidad, mi familia crea!  Solo es posible porque el Señor nos da su Espíritu y por amor nos da esa gracia. Pidamos  al Señor jesús que nos haga siempre trabajadores incansables por la unidad, amén.

 

 

 

 

Oleada Joven