Evangelio según San Juan 21,20-25

sábado, 18 de mayo de
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“Pedro miró atrás y vio que lo seguía el discípulo al que Jesús amaba, el que en la cena se había inclinado sobre su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»


Al verlo, Pedro preguntó a Jesús: «¿Y qué va a ser de éste?» Jesús le contestó: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa? Tú sígueme.» Por esta razón corrió entre los hermanos el rumor de que aquel discípulo no iba a morir.


Pero Jesús no dijo que no iba a morir, sino simplemente: «Si yo quiero que permanezca hasta mi vuelta, ¿a ti qué te importa?» Este es el mismo discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito aquí, y nosotros sabemos que dice la verdad. Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.”


 

Palabra de Dios

 

 


 Reflexión: P. Fernando Goicochea, Sacerdote Salesiano de Don Bosco


San Juan, el discípulo amado, este hombre tan especial , muy posiblemente el más joven de los discípulos y el se autodefine “el discípulo amado” y aquí nos dice entre otras cosas con  cuales se caracteriza , el que había estado cerca de Jesús en la cena de la Pascua; sabemos que tan cerca estuvo que recostó su cabeza en el pecho del Señor , escuchó los latidos de su corazón, interpretó más hondamente este corazón de Jesús que vino a traer fuego a la tierra y desea que ese fuego arda.


Es San Juan el que nos está contando de que estas cosas que el escribió  son verdaderas. Claro, uno podría decir desde afuera, bueno está bien que vos mismo digas que es verdad, así está fácil; pero realmente cuando la conciencia se va afirmando en la verdad basta el testimonio de la propia conciencia. Porque la conciencia es de lo más sagrado que hay, es ese ámbito, ese sagrario humano donde Dios habita o también donde podemos escucharlo a Dios, debemos cuidar mucho este ámbito de la propia conciencia que se va forjando en el diálogo con la verdad de Dios, con la palabra de Dios, en este escuchar profundamente a Jesús.


Y a propósito de esto, el Evangelio de hoy nos trae también una dificultad que podemos tener cuando lo leemos, porque muchas veces le hacemos decir cosas que no dice la Palabra. La lectio verdadera, esta práctica tan antigua en la Iglesia de los primeros siglos, consiste precisamente en dejarnos tomar por la Palabra.


Acá tenemos el ejemplo de que la gente, los seguidores de Jesús comienzan a interpretar mal lo que Jesús dice, Jesús dice a Pedro “Si yo quiero que el viva hasta que yo regrese, que te importa a ti ” y después dice Juan que los demás empezaron a rumorear de que este discípulo no iba a morir, pero también Juan nos dice “No fue eso lo que nos dijo Jesús ” .


Èl lo que dijo fue “Si quiero que el viva hasta que yo regrese, que te importa a ti”. Que importante que es, que podamos dejar a la Palabra hablar, no poner interpretaciones que nada tienen que ver con lo que la Palabra dice, y que esto nos lleve a vivir cada vez más cimentados en la verdad que es Jesús, de modo que nuestra propia conciencia nos testimonie (y después lo hará ciertamente a los demás), de que estamos cimentados en la verdad, de que estas cosas escritas diría San Juan, sabemos que son todas verdaderas. Nosotros podríamos decir también, parafraseándolo, de que lo que nosotros estamos compartiendo con otros viene de la verdad y hacia ella dirige.

 

 

 

Oleada Joven