¿Cuál es nuestra medida?

miércoles, 22 de mayo de
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Ayer leía este texto que comparto con vosotros: “No midas tu riqueza por el dinero que tienes, mídela por aquellas cosas que no cambiarías por dinero“

 

Me hizo pensar un buen rato en qué cosas no cambiaría por dinero…y me sorprendí, pues nunca hubiera pensado que tenía tantas cosas que no cambiaría, como se dice, ni por todo el oro del mundo.

Creo que en esta sociedad en donde todo se compra y se vende nos paramos pocas veces a pensar en esas cosas que tenemos y que no tienen precio (ya sean materiales o inmateriales). Seguro que si te paras ahora mismo a pensar te vienen a la cabeza más de una.

También, al leer la frase, me acordé de como los indios de la isla de Vancouver miden la grandeza de sus Príncipes. Si no sabes cómo, te aseguro que es muy, muy interesante.


Cuenta Ruth Benedict, historiadora y filósofa, que en la isla de Vancouver, los indios celebraban torneos para medir la grandeza de los príncipes.

Los rivales competían destruyendo sus bienes. Arrojaban al fuego sus canoas, su aceite de pescado y sus huevos de salmón; y desde un alto promontorio echaban a la mar sus mantas y sus vasijas….

Vencía el que se despojaba de todo.
 
 

Te imaginas, para ser el mejor de los Príncipes, el mejor de los Jefes Indios, había que ser capaz de despojarse de todo. No tener grandes apegos a las cosas… Qué interesante, ¿verdad? Que las cosas sean eso, sólo “cosas”, que nosotros no dependamos de las cosas; sino que sean las cosas las que dependan de nosotros.

Te dejo con una preguntita… ¿hasta que punto seríamos capaces de dejar  nuestras “cosas”? ¿Seríamos capaces de tirar nuestras vasijas, nuestras mantas… o nos quedaríamos con algo? ¿Quizá lo que tengamos que tirar por el precipicio no sea algo “material”, sino algo interno: una actitud, un sentimiento…?


Te dejo con estas dos cosillas hoy: un momento para que pienses en todo aquello que tenés y que no cambiarías ni por todo el dinero del mundo y, como te decía, con la  historia de cómo miden su grandeza los Príncipes de la isla de Vancouver.

Un abrazo de los que, sin lugar a dudas, no tienen precio… 
 
 
Fuente: odresnuevos.wordpress.com Autor: Fernando Mosterio

 

 

Oleada Joven