Tengo hermanos que me salvan de la tristeza, de la rutina, de los bajones, de cuando sólo veo la noche, de los vacíos, de la costumbre, de cuando toco fondo, de los miedos, de los enredos de la confusión, de los precipicios.
Tengo hermanos que me salvan, Jesús me salva a través de ellos con un mate, con un mensajito, con su presencia, con una sonrisa, con un abrazo, con una visita sorpresa, con una oración, con una canción, con la Eucaristía.
Gracias Dios por llegarte en ellos…
Luz Huríe