La misión de los jóvenes en el año de la fe

miércoles, 29 de mayo de
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Los tiempos especiales requieren una preparación especial. En este momento, los jóvenes estamos llamados a una misión concreta: “¡Estudien el Catecismo con pasión y constancia! ¡Dedíquenle tiempo! Estúdienlo en el silencio de su cuarto, léanlo con un amigo, formen grupos de trabajo y redes, intercambien opiniones en Internet. Sí, tienen que estar más profundamente enraizados en la fe que la generación de sus padres” (1) . Entonces, ¿de qué se trata?:

Estudiar con pasión y constancia ¿Cuánto sabemos acerca de nuestra fe? ¿En qué creemos? Desde pequeños comenzamos a ir a la escuela y a aprender sobre el mundo que nos rodea. En aquel momento también comenzamos a transitar el camino que nos lleva a conocer cada vez mejor a Jesús. Cuando somos chicos rezamos con papá y mamá. Sin embargo, cuando crecemos, profundizar la amistad con Dios-que es Uno y Trino-depende más de nosotros. Dios siempre nos busca: “En cada encuentro humano, en cada experiencia conmovedora de la naturaleza, en cada aparente casualidad, en cada reto, en cada dolor, está escondido un mensaje de Dios para nosotros […] Nos habla como amigos. Debemos responderle también como amigos y creer en él, creer totalmente en el, aprender a comprenderlo cada vez mejor y aceptar sin reservas su voluntad”(2) . Hay que tener un corazón predispuesto y voluntad- sentir la necesidad-de querer “aprender a comprenderlo” para así amarlo cada día más. No podemos amar lo que no conocemos. Poner pasión y tener constancia en el conocimiento de la persona de Cristo nos ayudará a acrecentar nuestra fe en Él.

Dedicarle tiempo ¿Cuánto tiempo le dedico a las cosas de Dios? ¿Medito la palabra? ¿Ayudo en mi comunidad? ¡Cuánta vida tenemos para compartir! ¡Cuánta gracia nos regala el Señor en esta etapa tan hermosa de la juventud! A veces, sin darnos cuenta, pasamos tardes enteras bajando series de internet o mirando el facebook de nuestros “amigos” y dejamos de lado cientos de oportunidades de estar más cerca de Jesús. De estar con Él. “Cuando se ha conocido a Dios hay que ponerlo en el primer lugar de la vida. Con ello comienza una nueva vida […] No basta con asentir con la cabeza. Los cristianos deben asumir el estilo de vida de Jesús”(3). En este “tiempo”, que estamos invitados a dedicarle al Señor, veamos la oportunidad de redescubrir su amistad y su tierna compañía. No dudemos, estemos seguros, somos importantes para Dios. “Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno es deseado, es amado, es necesario”(4). Ese tiempo que a veces tanto mezquinamos ¡es necesario!

Meditar en silencio ¿Pienso en Dios? Cuenta la historia que un día un campesino de la localidad de Ars (una pequeña villa francesa) se encontró con su párroco y comenzaron a hablar sobre la oración. En aquel momento el sacerdote le preguntó al campesino por su oración y el campesino le contestó: “Cuando oro, yo le miro y él me mira”. Si nos ponemos a pensar en lo que podemos vivir estando en oración con Dios, creo que todos rezaríamos un poco más…Nunca es tarde, Dios siempre nos está esperando (no nos olvidemos de la parábola del hijo pródigo) Dios siempre nos quiere abrazar. “No se puede despachar a Dios con un par de palabras por la mañana o por la tarde. Nuestra vida debe convertirse en oración, y nuestras oraciones deben hacerse vida”(5).

Compartirlo con un amigo y en las redes ¿Hablo de Jesús o me da vergüenza? ¿Doy a conocer su palabra y enseñanzas? Creo que los jóvenes de esta generación somos privilegiados, nacimos en la bien llamada “era de la información”, y al alcance de nuestras manos tenemos herramientas de sobra para compartir nuestra fe. Muchas veces no reflexionamos sobre esta realidad que se podría convertir en una oportunidad histórica de evangelización. “Es necesario y urgente que surja una nueva generación de apóstoles, arraigados en la palabra de Cristo, capacitados para dar una respuesta a los retos de nuestro tiempo y dispuestos a anunciar en todas partes el evangelio”(6). Si por alguna razón nos hemos callado ¡volvamos a hablar de Él!

Formarnos de manera responsable ¿Busco conocer mi fe o me contento con mi propio modo de entender a Dios? Estos tiempos exigen un mayor compromiso de nuestra parte, una vuelta a las bases(7): “Tienen que saber qué es lo que creen. Tienen que conocer su fe de forma tan precisa como un especialista en informática conoce el sistema operativo de su computadora, como un buen músico conoce su pieza musical”(8). En este año de la fe renovemos el entusiasmo por conocer el mensaje que Jesús nos deja a través de una constante lectura de la palabra y participación en la eucaristía.

¡Qué Misión!

Acompañemos, como jóvenes, a la Iglesia en este Año de la Fe. Aprovechemos este tiempo para fortalecernos en los fundamentos de lo que creemos. Seamos testigos de esperanza, fieles e incansables en la tarea de dar a conocer la Buena Noticia.

Un abrazo en el Señor.

 

María Claudia Enríquez

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NOTAS

(1) Mensaje del Papa Benedicto XVI en el prólogo del Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Traducción y adaptación argentina, con las debidas licencias del Arzobispado de Buenos Aires el 3 de febrero del 2012.

(2) Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Primera parte: Lo que creemos; Capítulo 3: Los hombres responden a Dios, p. 25.

(3) Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Primera parte: Lo que creemos; Capítulo 1: Creo en Dios Padre, p. 33.

(4) Benedicto XVI 28/04/2005

(5) Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Cuarta parte: Cómo debemos orar; Capítulo 3: El camino de la oración, p.279.

(6) Benedicto XVI 22/02/2006

(7) La verdadera fe la encontramos en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia. Ver: Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Primera parte: Lo que creemos; Capítulo 2: Dios nos sale al encuentro, p.19.

(8) Mensaje del Papa Benedicto XVI en el prólogo del Catecismo Joven de la Iglesia Católica: YOUCAT. Traducción y adaptación argentina, con las debidas licencias del Arzobispado de Buenos Aires el 3 de febrero del 2012.

 

Claudia Enríquez