En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el Reino de Dios, Jesús les contestó: "El Reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el Reino de Dios está dentro de vosotros".
Dijo a sus discípulos: "Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y ni podréis. Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás. Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación".
Palabra de Dios
Monseñor Luis Alberto Fernandez Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires
Queridas amigas y amigos, en nuestra época tan excitante, vertiginosa, por la aceleración de los acontecimientos en el tiempo, donde lo de ayer nos parece lejano, y casi olvidado, por el hoy que ya nos está reclamando sin pérdida de tiempo, sólo parece que podemos responder al momento presente; la misma propaganda insita a vivir sólo el momento.
La ansiedad del futuro nos hace, a veces, como desearle preguntar a Jesús, como aquellos fariseos del Evangelio de hoy, “Señor: ¿cuándo llegará el Reino?” Hasta lo podríamos entender mejor nosotros mujeres y hombres modernos, en esa pluralidad de propuestas a nuestra búsqueda; respuestas que dan adivinos, chamanes, religiones exotéricas, electrónicas, o a veces hasta los simples tiradores de cartas, o quienes leen las manos, pero ¿no es verdad que en nuestro corazón hay como una búsqueda de querer saber, atrapar el futuro?, como para estar seguros y entonces prepararnos.
La respuesta del Evangelio de hoy, Jesús es muy directo, claro, que nos ayuda mirar el pasado, el presente y el futuro desde la mirada de Dios, es decir, saber contemplar. Ese Dios en Jesucristo, el único, verdadero, hecho hombre que nos dice que no tenemos que temer, ni pensar en cosas o acontecimientos extravagantes que deslumbren los sentidos para encontrar una respuesta a lo que es definitivo, no tenemos que vivir pendientes de mensajes o de cosas extraordinarias, que nos impiden a veces dar verdaderas respuestas a la sencillez con la cual tenemos que asumir cada momento de nuestro día.
Dios en Jesús nos ha enseñado que el Reino de Dios ya está en medio de nosotros, y que tenemos que saber apreciarlo en las realidades que nos tocan vivir y con quienes convivimos. Esa sabiduría que nos enseña a discernir en los acontecimientos diarios la presencia del amor de Dios, que como hoy en el Evangelio nos ha dicho: “no teman, yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”
Por eso queridos amigos, no desesperarnos, ni andar ansiosos como a veces andamos en medio de nuestras ciudades corriendo detrás de los que aparecen diciendo o anunciando calamidades, que ya viene el fin, que tienen el último mensaje o la salvación final en sus manos.
Los creyentes sabemos que lo definitivo fue dicho y obrado por Jesucristo, con su muerte y su gloriosa resurrección. Sólo nos debe asombrar el poder vivir cada día como Jesús, sencilla, alegre, pobre, sacrificadamente, una vida de servicio, animando y compartiendo con trabajo, estudio, en familia, ayudando a los pobres, rezando, siendo buenos ciudadanos, mujeres y hombres que aman la vida y viven esa virtud teologal, la esperanza donde miramos con confianza, sin ansiedades el futuro y sabemos que la venida del Señor viene sin exteriorizaciones grandiosas, sino que vemos crecer su Reino cada día.