Evangelio según San Mateo 5,20-26.

miércoles, 12 de junio de
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Yo se lo digo: si no se proponen algo más perfecto que lo de los fariseos, o de los maestros de la Ley, ustedes no pueden entrar en el Reino de los Cielos. Ustedes han escuchado lo que se dijo a sus antepasados: «No matarás; el homicida tendrá que enfrentarse a un juicio.» Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado ante el Tribunal Supremo; si lo ha tratado de renegado de la fe, merece ser arrojado al fuego del infierno. Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano; después vuelve y presenta tu ofrenda. Trata de llegar a un acuerdo con tu adversario mientras van todavía de camino al juicio. ¿O prefieres que te entregue al juez, y el juez a los guardias, que te encerrarán en la cárcel? En verdad te digo: no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último centavo.

 

Palabra de Dios

 



Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje


Jueves 13 de Junio, la Iglesia celebra a San Antonio de Padua; un santo popular, franciscano y muy querido que se destaco por su predicacion inivtando a todos a la conversion. Justamente, este año en Padua, Italia, la Iglesia esta celebrando y recordando este milagro que veneran la lengua como signo de lo que fue la predicación de San Antonio; su lengua incorrupta, que se conserva y que nos habala de una predicación que es sobre el amor de Jesús y sobre el amor a Jesús y como el amor a Jesús se responde con amor. Recordar a un santo nos debe renovar a nosotros nuestra vocación común que es a la santidad, responder a nuestra vocaion bautismal.

 

En el texto de San Mateo, que hoy la iglesia nos presenta Jesús ya no dice solamente no matar quien se enoja contra su hermano merece ser condenado al tribunal.

 

El Señor dice algo muy lindo referido a la Eucarstía, “si tú estás para presentar tu ofrenda en el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar, y vete antes a hacer las paces con tu hermano” Este texto me parece que todas nuestras comunidades deberiamos meditar con mucha fuerza. Creo que en nuestras comunidades y liturgias este texto debería ser siempre como un buen examen de conciencia porque a veces uno descubre y ve comunidades divididas y cómo puede ser que no nos dejemos transformar por Jesús.

 

Hace muy poco celebrabamos la fiesta del Corpus Christi, yo decía que celebramos la fiesta de la plenitud de la comunión, porque recibir a Jesús en la Eucaristía, además de publicamente alabarlo, es estar en la plenitud de la comunión con Él y esto es comunión con Su Palabra, con su Evangelio, con su mandamiento. Entrar en comunión con su Palabra es recibir y abrazar la invitación a amar a todos, a aquellos que nos cuesta y vivir las exigencias del amor. Si alguien tiene quejas contra mí debo ir a su encuentro y esto supone amar como ama Jesús, supone comunión con Él, tener sus sentimientos.

 

Tenemos que siempre pedirle al Señor que nos ayude a mirar como él, porque él mira amando, a comprender como él lo hace, porque él siempre comprende; a esperar, buscar, a salvar, porque él siempre lo hace. Porque el amor transforma.

 

Yo me pregunto si no predicamos claramente o si estamos sordos cuando encontramos divisiones, enfrentamientos, cuando vemos egoísmos que se encarnan en nuestras comunidades; pensemos que nuestras comunidades serán creíbles en la medida que nos amemos como nos ama Jesús. En la medida en que el Señor sea una realidad nuestra vida.

 

El Evangelio es muy duro y muy claro también. Sino vivimos las enseñanzas del Evangelio por más que hagamos muchas cosas si no vivimos lo que Jesús nos pide y enseña no estamos respondiendo con amor al amor de Dios.

 

 

Oleada Joven