Mensajeros de la alegría

miércoles, 12 de junio de
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 Mensajeros de la alegría

 

Cuando tanto se habla –y se vive- de crisis, de problemas, angustias, penas y quejas es más necesario que nunca compartir una palabra de alegría, un respiro por todo aquello que es humano y grande, todo aquello que no se nos puede arrancar. Miramos alrededor y quizás vemos  demasiados sueños truncados y demasiados rostros apagados. Pero, ¡ miremos mejor! Miremos, con atención, porque también hay sueños realizados. Y hay sonrisas invencibles, y flores que crecen y se abren paso entre los grietas de las baldosas. Miremos las caras arrugadas de tanto reír. Miremos a la gente que hace de la ternura su mejor presentación. Cuando uno mira alrededor es fácil quedarse en titulares. Y, tristemente, los medios  suelen reflejar  noticias que nos dejan angustiados.  Sin embargo, ¡hay tanto bien para mostrar, para contar, para compartir! Hay tantas personas buenas, generosas, honestas. Hay tantos deseos que nos hacen humanos y a la vez nos empujan a avanzar. Hay tantas posibilidades en nuestras manos… Nosotros somos  los alfareros de un tiempo nuevo. Los que llevamos el desafío de poder sembrar en nuestros jóvenes la semilla que haga  dispersar en este mundo todas sus capacidades. Por todo eso, hay muchas buenas noticias para compartir.

Podemos elegir ser de los que  contagian amargura o también, ser de los que, con sus palabras, con sus miradas, con sus gestos o con su calma, transmiten serenidad, alegría, ayuda a encontrar motivos y horizontes. Hay mucha gente así en la vida. Tal vez no aparecen  en los titulares de los diarios, pero cuando compartís un rato con ellos, te ayudan a disipar problemas imaginarios. Y te hacen pensar que la vida es linda  y digna de ser vivida, y te ayudan a valorar  el afecto por los otros. No es la alegría vacía o engañada de quien cierra los ojos a la realidad, sino la alegría penetrante de quien sabe apreciar lo importante. Seguro que conoces gente así.

 

Gladis Espiro