Evangelio según San Mateo 6,7-15.

martes, 18 de junio de
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Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan. Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde; y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno. Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes.

 

Palabra de Dios

 

 


 

Monseñor Santiago Olivera Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

En el evangelio que hoy nos propone la Iglesia para meditar conmueve que Jesús le diga a sus discípulos como tienen que rezar; esto que le dice a los discípulos también nos lo dice a nosotros; la oración es parte de nuestra vida de discípulos, también sin duda nuestra necesidad de discípulos, porque la oración es experimentar nuestra condición de hijos que nos ponemos en la presencia del Señor y veamos nuestra vida confrontándola con el Evangelio.

 

Los discípulos se cuestionan sobre la oración porque lo ven a Jesús rezar; del evangelio escuchamos mucho contenido de la oración de Jesús y nos enseña a rezar, “cuando oren un día de estos no hablen mucho como hacen los paganos que por decir muchas cosas creen que serán escuchados, el padre sabe lo que necesitan, lo que quieren pedirle”.

 

A veces me cuestiono, me pregunto, cuando la gente habla mucho y hay comunidades, movimientos, que hablan que hablan pero en el silencio y al ponernos en presencia del Señor ya estamos en comunicación con Jesús. El Padre sabe, digan esto “Padre nuestro que estas en el cielo…” este evangelio es para leerlo serenamente, como para rezar serenamente el Padre Nuestro, y situarnos cuando nosotros rezamos.

 

Cuando nos presentamos al Señor la primera actitud es la de un hijo que se acerca a su padre; cuando oren digan esto “Padre Nuestro” lo primero, la situación anterior es que soy su hijo. Debo hacer mi oración de un modo más desinteresado, creo que muchas veces pedimos mirándonos más a nosotros mismos, si estamos pidiendo por mi situación, por mi salud, por mi trabajo por mi familia, por mis amigos. Jesús solo pide que recen esto “Padre Nuestro Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad…”; después va a pedir otras cosas como danos el pan de cada día, perdona nuestras ofensas, no nos dejas caer en la tentación; pero primero nos ayuda a pedir que santificado sea el nombre con nuestra vida, que su reino sea una realidad con nuestra vida, que podamos cumplir su voluntad. La mejor oración es la que termina con esta disposición del corazón. Cuando pedimos a Jesús siempre, cuando pedimos una gracia, tenemos que decir “si es tu voluntad, si para nuestro bien, si esto es para tu gloria. La oración nos va preparando el corazón, nos va haciendo un corazón dócil para aceptar la voluntad del Padre.

 

A veces al Padre Nuestro lo rezamos rápido, a veces de memoria y ponemos como un enchufe y salimos y rezamos como una fórmula hecha y si es la oración que Jesús nos enseño es la clave; “cuando oren digan esto”. Cuando recen siempre empecemos con el Padre Nuestro de un modo sereno, tranquilo y vallamos acallando nuestras imaginaciones, nuestro hablar del corazón y pongamos el silencio frente al Señor y la alegría de sabernos hijos y pidiéndole la clave, esto que Jesús nos dice, que su nombre sea santificado, que su reino venga, que se cumpla su voluntad, que nos de pan, la confianza en la providencia, que perdonemos las ofensas de los hermanos, que no caigamos en la tentación. Pidámosle esto a Jesús con la alegría de saber que somos los hijos de Dios.

 

Oleada Joven