Evangelio segun San Lucas 21, 5-19

viernes, 12 de noviembre de
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En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?" Él contesto: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida."

Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas."

Palabra de Dios


 

Monseñor Damián Bitar  Obispo Auxiliar de la Diócesis de San Justo



 

Los discípulos de Jesús se sentían orgullosos del magnífico Templo que había en Jerusalén. Se lo mostraban a Jesús y hacían notar la belleza de su construcción, el valor de los materiales…Pero la respuesta del Señor cayó sobre ellos como un balde de agua fría: “Todo será destruido…no quedará piedra sobre piedra…” Si ellos ponían su confianza y seguridad en las piedras del Templo, que sepan entonces que ni el mismo Templo era un lugar seguro; también podía ser destruido…como en verdad sucedió.

 

 

Ya que no podemos confiar en el Templo, por lo menos sería bueno saber cuando será el día en que todo terminará, de esa forma podremos estar preparados. Así reaccionaron los discípulos ¿Cuándo sucederá todo esto? ¿Cuál será la señal..?

A muchos les ha preocupado y les preocupa la fecha del fin del mundo. Jesús tuvo que insistir: “No les toca a ustedes saber cuando será”. “Esa fecha nadie la sabe, sino sólo el Padre…” “Vendrá en el momento menos pensado, como un ladrón…”. Sabemos que todavía hoy algunos grupos religiosos pretender poner fechas exactas en que el Señor cerrará la historia y comenzará el juicio. Esa seguridad, también la quisieron tener los discípulos, pero Jesús les respondió a ellos como también a nosotros: “Que nadie los engañe…cuando vengan diciendo el momento está cerca, no vayan detrás de ellos”. ¡Ni Jesús da fecha, ni nos permite confiar en lo que dicen saberla!

Luego, sin que los discípulos se atrevan a preguntar algo más, Jesús sigue hablando para demoler cualquier intento de poner la seguridad y la confianza en las cosas del mundo: …”guerras, revoluciones, terremotos, epidemias…” Miremos un instante la historia universal para ver como la vida de la humanidad ha sido y sigue siendo bastante insegura, con dolores y lágrimas. Lo experimentamos todos los días, sobre todo en las grandes ciudades. La inseguridad es una característica de los tiempos que vivimos.

Entonces, ¿La verdadera seguridad estará en ser cristianos? Así todo nos irá bien?… Pero Jesús, sin llamar a nadie a engaño, es claro cuando dice que de lo que sí podemos estar seguros, si somos auténticos cristianos, es que seremos perseguidos. Sabemos que esto comenzó con la Pasión de Cristo, siguió con los apóstoles y los mártires; pero las persecuciones no han terminado: la Iglesia las sigue sufriendo en distintos lugares y de diversas maneras: o abiertamente con la cárcel, las torturas o la muerte, o de maneras más sutiles, con la burla, la difamación, las críticas… aún nuestros seres queridos pueden conspirar contra nuestro compromiso cristiano.

 

 

Pero Jesús termina diciendo: “Yo les daré sabiduría para responder…” afirmando que ésta en nuestra única y verdadera seguridad: SABER QUE ESTAMOS EN LAS MANOS DE DIOS y en esto consiste la auténtica fe: en tener confianza solamente en Dios, sabiendo que estamos en sus manos en cualquier circunstancia de la vida.

 

 

Este texto al terminar el año puede parecer demasiado exigente, pero no puede ser de otra manera. Trata de sacudirnos para que no nos apoyemos en cosas que no constituyen ninguna garantía, sino en lo que nos da la verdadera seguridad: la fidelidad de Dios hacia nosotros y nuestra fidelidad hacia Dios.


 

 

Señor, Dios mío, no permitas que me aferre a las cosas del mundo como si de ellas viniera mi salvación. Quisiera que fueras tú el verdadero sentido de lo que hago y que nada ocupara tu lugar. Señor, si tu poder no me auxilia, yo soy débil frente a las contrariedades de la vida y mi fe parece flaquear. Fortaléceme Señor”.


 

 

Oleada Joven