Padre, hoy he oído resonar dentro de mí tu Palabra. He visto la necesidad de hablar claro y anunciar a los demás lo que he comprendido.
Pero no acabo de decidirme a hacerlo: mi testimonio no es lo suficiente limpio, y, sobre todo, tengo miedo; sé bastante bien que, si hablo claro, muchos irán contra mí.
Con todo, no puedo callar, porque Tú eres conmigo como un fuego que quema. Me has seducido y ya no te puedo olvidar.
Te pido el coraje, para no oscurecer tu Palabra. y proclamar delante de los demás, la actualidad de tu Evangelio.
Amén!