Evangelio según San Mateo 16,13-19.

viernes, 28 de junio de
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Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.» Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»

 

Palabra de Dios

 

 


Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco



Estamos celebrando hoy esta fiesta solemne de San Pedro y San Pablo apóstoles que la Iglesia los pone juntos en esta celebración como las dos columnas de la Iglesia. Sabemos que San Pedro conoció y compartió con Jesús mientras tenía su vida terrena en cambio San Pablo no tuvo ese contacto con Jesús. En este sentido podemos decir que nosotros estamos en la situación de San Pablo, que no lo ha conocido a Jesús en la carne sido después de resucitado, cuando se le presentó. Sin embargo los dos son columnas de la Iglesia, cada uno a su manera representando un modo específico de seguirlo a Jesús.



Pensando un poco en el evangelio de hoy, lo que Pedro contesta a lo que Jesús pregunta: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Y Pedro hace esta afirmación: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» ¡Que extraordinaria afirmación en la cual toda la fe de la Iglesia se basa! Esta confesión de fe de Pedro no le viene de sí mismo, no es por su inteligencia ni por su capacidad, diríamos que no es una afirmación que viene del estudio teológico sino que esta afirmación viene porque, como Jesús le dice enseguida, es el Padre que está en los cielos el que se lo reveló.



Fijémosno en esto, hacer una real confesión de fe no depende propiamente de la humanidad, no depende de nuestras capacidades sino que depende de un don de Dios y veamos que en esta confesión de fe de San Padro se basa toda la glesia.

En el orden de la gracia y el crecimiento de la fe todo es don de Dios. San Pablo ha remarcado profundamente esta doctrina "Que nadie se gloríe en la carne, el que lo haga que se gloríe en el Señor.



También nosotros afirmemos cada vez más esta enseñanza de la Iglesia: Lo que somos, somos por gracia de Dios, lo que hayamos avanzado en el camino de la fe es un don que Dios nos ha hecho.



Y por último, de la carta de San Pablo a Timoteo y que es la lectura del día de hoy, "He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que se me ha confiado, he conservado la fe, dice otra traducción.

Que hermoso pensar en los últimos dias de nuestras vidas, que no sabemos cuales serán, poder decir con verdad esta expresión de San Pablo: Combatí el buen combate, terminé mi carrera, conservé la fe!












 

Oleada Joven