Nuestro sueño

sábado, 13 de julio de
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Nuestro sueño

 Un año después cuando analizo todo lo vivido y al hacer memoria agradecida, pienso en el camino recorrido y en todos los rostros que aparecen en mi mente que nos han ayudado, en esas innumerables personas que colaboraron espiritual y materialmente para que un grupo de jóvenes alumnas, ex alumnas y docentes  del Instituto San José Adoratrices y otros jóvenes más que fueron integrando el grupo de jóvenes de Catedral, comenzáramos a soñar con esta idea: viajar a la Jornada Mundial de jóvenes, Rio 2013.

Y fue el sí de nuestro párroco, padre Raúl Johanás, y la alegría de Belén Briceño que participó en la JMJ  de Madrid 2011, en uno de esos habituales guisos que nos convocan para compartir la vida, que nos motivó a preparar el corazón y a ver la forma en que lograríamos nuestro objetivo. Y sin dudarlo,  nos pusimos a trabajar, sí ¡juntos!  Primero fue la venta de tallarines, con la ayuda de negocios que nos donaron harina y con la colaboración de nuestras familias, de tantos y tantos amigos, de profesores del colegio, de padres de los chicos del grupo, de gente de la parroquia, nuestro sueño comenzó a hacerse realidad y el entusiasmo nos fue  ganando la partida. Luego vino el tiempo de los sorrentinos, jornadas de sábados enteros dedicados a amasar, envasar y entregar y en esos días con la incondicional ayuda de  nuestras mamis y amigos, mates de por medio, cientos de docenas  salían mientras nosotros íbamos sumando y llegando cada vez más cerca de nuestra meta. Y en ese camino nos fuimos encontrando con otros tantos jóvenes de distintas parroquias de nuestra diócesis, en los encuentros en Nuestra Madre de la Merced que preparaban los padres Marcelo Charles Mengeón y Emmanuel Bonetta.
Llegamos a la inscripción, un monto que al principio parecía tan alto y que sin embargo pudimos conseguir. Y cada miércoles nos encontrábamos para prepararnos espiritualmente compartiendo la Palabra y  alguna que otra torta. Esos espacios juntos con  las  misas  y la oración de tantas personas,  hicieron que  hoy podamos estar disfrutando de este momento tan especial. Este día del amigo es diferentes, porque  entre sacerdotes, catequistas y  jóvenes  de la diócesis  formamos un contingente de 132 personas que vivirán este encuentro con millones de hermanos de todo el mundo. Y  es así que  uno alcanza en la vida esta  plenitud insospechada, esta sensación de vivir al estilo de Jesús , sin más pretensión que responder a su propuesta.
En este seguimiento, en este servicio, es donde uno encuentra sin duda la plenitud de la existencia y, ¿por qué no?, el sentido de la vida.
 Hoy nos invade la emoción de ser parte de esos millones de jóvenes que van a estar con nuestro Papa Francisco  y queremos repetir sus palabras :
“¡Es bueno seguir a Jesús; es bueno caminar con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de sí mismos, a las periferias del mundo y de la existencia para llevar a Jesús!
 Ellos son nuestros jóvenes quienes nos  expresan la alegría de estar con Jesús, que nos dicen que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre, incluso a los setenta, ochenta años, porque con Cristo el corazón nunca envejece. Y tras recordar la invitación de Jesús: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos» , que es el lema de la Jornada Mundial de la Juventud,  nos vamos y les pedimos que  nos tengan en sus oraciones, para que al volver nuestros jóvenes vuelvan discípulos y misioneros.

 

 

 

 

 

 

Gladis Espiro