La Discapacidad y el Reino de Dios

lunes, 23 de septiembre de

Hablar y trabajar con temáticas de discapacidad implica tener una visión holística para comprenderla, interpretarla y abordarla: La discapacidad para la Organización Mundial de la Salud es un término que abarca “las deficiencias (problemas que afectan a la estructura o función corporal), las limitaciones de a actividad y las restricciones de la participación; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o tareas, y las restricciones de la participación alude a problemas para participar en situaciones vitales” (OMS, 2011).

Sin embargo es preciso ir más allá e intentar comprender la voluntad  de Dios para con el hombre SINO CREIS NO COMPRENDEIS (CF.IS7,9)”.

El capitulo del éxodo, del antiguo testamento nos dice palabras importantes que nos ayudaran a construir la comprensión “le respondió Yavé: quien ha dado la boca al hombre? ¿Quien hace que uno hable y otro no? Quien hace que uno vea y que el otro sea ciego o sordo? ¿No soy Yo? (éxodo 4:11). En otra cita continuara diciendo: “y al pasar Jesús se encontró con un ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “maestro, ¿Quién tiene la culpa de que esté ciego: él o sus padres?” Jesús les respondió: “esta cosa no es por haber pecado él o sus padres, sino para que Dios obre en él un milagro” (Juan 9 1:3)”.

Nosotros como sociedad, y comunidad unida en Cristo, debemos ayudar a integrar a las personas con discapacidad, sin subestimar su potencial, y luchando conjuntamente por una sociedad más justa, donde todos tengamos la mismas oportunidades, por ejemplo: mejorar el acceso a instituciones, brindar verdaderas oportunidades de trabajo, ya que a partir de ello, se verá dignificado, generar igualdad de oportunidades para los servicios sociales etc…

Teniendo en cuenta que en poco tiempo, el papa francisco llevará a los altares al hoy beato Juan Pablo II y que próximamente será santificado, es que proponemos hacer un poco de memoria sobre dichos de este.

El  Beato Juan Pablo II, tras la clausura del Año Internacional y Europeo de las Personas con Discapacidad en 2003, aseguró que “La humanidad herida del discapacitado nos desafía a reconocer, acoger y promover en cada uno de estos hermanos nuestros el valor incomparable del ser humano creado por Dios”.

Afirma también que “Una sociedad que diera únicamente espacio a los miembros plenamente funcionales, totalmente autónomos e independientes no sería una sociedad digna del ser humano, la discriminación en virtud a la eficiencia no es menos condenable a la que se realiza en virtud de la raza, sexo o religión”. 

Juan Pablo II con representantes de la asociación Fe y Luz, una entidad que se dedica a trabajar para mejorar la calidad de vida de enfermos y discapacitados, afirmó refiriéndose a las personas con discapacidad que “Debemos aprender mucho de ellos y saber que ocupan un lugar específico en la Iglesia,  su participación en la comunidad eclesial abre el camino a relaciones sencillas y fraternas, y su oración espontánea nos invita a todos a volvernos a nuestro Padre de los Cielos”.

El 3 de diciembre del año 2000, se dirigió a muchos discapacitados congregados diciendo: “En nuestro cuerpo y en vuestra vida, amadísimos hermanos y hermanas, sois portadores de una fuerte esperanza de liberación. Toda persona marcada por una discapacidad física o psíquica vive una especie de adviento existencial, la espera de una liberación que se manifestará plenamente, para ella como para todos, solo al final de los tiempos”. “Sin la fe, esta espera puede transformarse en desilusión y desconsuelo, por el contrario, sostenida por la palabra de Cristo, se convierte en esperanza viva y activa”. 

 

 

José María De Undurraga