JESÚS, AMIGO

viernes, 27 de septiembre de
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JESÚS, AMIGO

Jesús, Amigo, me acompañas en el camino de la vida, revelándome mi propia verdad, mis Dones, mis límites y mis fragilidades, que transformas día a día, con la fuerza irresistible de tu Amor y tu Misericordia.

Jesús, Amigo, me enseñas a ser feliz, a reconocerme Hijo tuyo y hermano de los que me rodean, a mirar toda mi historia personal desde tus Ojos, siempre dispuestos a volver a mirarme en mi pobreza, en mi terquedad.

Jesús, Amigo, cultivas en mí la Esperanza que necesito para resistir con fe humilde las incomprensiones y seguir caminando con firmeza hacia Vos.

Jesús, Amigo, aumentas mi fe, para ser un testigo fiel de tu Amor, aunque no comprenda, aunque me sienta solo, desnudo, aunque las olas suban demasiado y sienta que mi vida está construida sobre la arena de mis culpas, de mis miedos y de mi ego.

Jesús, Amigo, vuelves a estremecer mi corazón, a encenderlo con la sorprendente actualidad de tu Mensaje, que es para mí, que es para todos, y no puedo dejar de anunciar con las palabras y con la Vida, tu regalo más grande.

Jesús, Amigo, acallas las voces de mi mente, para enseñarme a gozar de tu Presencia en las pequeñas cosas de todos los días, a reconocerte en la dificultad, en la alegría, en el cansancio y disfrutar tu cercanía más allá de las ideas, de la conciencia, del intelecto, en lo íntimo de mi corazón sacudido por tu Evangelio.

Jesús, Amigo, me sostienes en la exigente pero apasionante aventura de encontrar mi lugar en tu Corazón, mi verdadera vocación, viviendo a contra mano en este mundo herido que es un desafío para cada cristiano, intentando descubrir tu Rostro en este mercado espiritualoide que se olvida de la fe.

Jesús, Amigo, me sigues esperando, a pesar de mis infidelidades y tibiezas, de mi inútil necesidad de ir un paso delante de Dios, sin dejarme conducir hacia el desierto, huyendo lejos de tu casa por miedo y comodidad.

Jesús, Amigo, me dispones para la respuesta definitiva, para el más íntimo y personal, presentándome oportunidades de compromiso para misionar la vida sin pensar en las renuncias, sino en lo maravilloso de tu Amistad.

Jesús, Amigo, me concedes la valentía que me falta para enfrentar mis miedos, conquistar mi independencia y caminar en la libertad de un hijo de Dios, que descubre el sentido de su vida en amar como lo ama su Padre, que siempre le regala una nueva oportunidad.

Jesús, Amigo, me regalas la paz de corazón que renueva mi alegría y mi asombro ante la grandeza de tu llamado, para escuchar solo tu Voz en la oración, en la Eucaristía, en los desafíos que me propone mi familia y mi nueva realidad de estudiante.

 

 

Jesús, Amigo, me regalas en tu Iglesia una familia donde me siento una más de tus ovejas que desea conocerte más de cerca y que a cada paso, por más pequeño que sea, construye tu Reino inconmensurablemente grande, el que un mundo desorientado anhela y pide a gritos.

Jesús, Amigo, me ayudas a cambiar algunas actitudes para ser un canal de Gracia en lo cotidiano, que sepa agradecer tu Perdón y se deje abrazar de una vez y para siempre por tu Amor, arriesgando todo desde adentro, incluso aquello que no conozco de mi.

Jesús, Amigo, me tomas de la mano cuando tengo que cargar mi cruz, la que se presenta sin buscarla, y fortaleces mi confianza, que sabe que detrás del dolor, me traes la vida que vale la pena vivir. Me alegro al experimentar que una vez rotos, desarmados por la dificultad, Dios nos sorprende y nos hace nuevos, cerrando las heridas y rescatándonos del abismo que nos nubla la mirada.

Jesús, Amigo, me purificas de todo aquello que me impide seguirte, pisando fuerte en esos rincones de mi corazón donde tu Luz no puede llegar. Pongo frente a Vos lo que fui y no puedo cambiar, los desafíos y las opciones del presente y un futuro en el que sea obediente para aceptar todo lo que Dios me proponga.

Jesús, Amigo, purificas mi mirada para reconocerte vivo y presente en toda la Creación, en las personas que me rodean, en la realidad que construimos, en la historia, en mi historia. No puedo callar más tu Mensaje, pero necesito encarnarlo más profundamente.

Jesús, Amigo, me rindo ante Vos, ante la cruz y ante una fe que me conquista entero, la que a pesar de mi inseguridad, me regala la certeza de saberme amado por un Dios que se sigue entregando hoy en pura gratuidad.

Jesús, Amigo, concédeme Sabiduría, para no ser cristiano de palabra, sino de alma y ejercitar la caridad en mis relaciones, gustando con el corazón de tu Presencia que me da fuerzas para caminar, pese a tener los pies descalzos.

Jesús, Amigo, concédeme Entendimiento, para discernir tus caminos, reconociendo en cada dificultad  una oportunidad para conocerte mejor, y contemplando con ojos de fe los amores humanos, mis relaciones cotidianas. Quiero poner mi mirada en lo alto, pero los pies en el barro de mi vida y del tiempo que vivo.

Jesús, Amigo, dame Consejo y ejercítame en la prudencia, para no separarme nunca de tu Voluntad y ser capaz de iluminar a otras almas que te buscan en el hoy de mi vida, desde mi pecado y como testigo de tu Gloria por mera gratuidad.  Que en lo de todos los días, te diga sí y recurra a Vos con sincero arrepentimiento ante las tentaciones, aún las más sutiles.

Jesús, Amigo, ejercítame en la Fortaleza, para dominar mi carácter, para que mis conductas no sean reactivas, para que no caiga en el desanimo, y siempre me deje sostener por tu Mano, más allá de todo y de todos.

 Jesús, Amigo, dame Ciencia, para que te redescubra como la fuente y el fin de mi vida, lo único que necesito para vivir, el que llena mis más profundos anhelos. Que sea capaz de reconocer mi pobreza, los límites de lo humano y la grandeza de lo divino en mi historia personal.

Jesús, Amigo, concédeme Piedad, para mirar con ojos nuevos a mis papás, y desde la Confianza en tus promesas, hacer un esfuerzo por comprenderlos, amarlos con sus límites, sembrando el diálogo, descubriendo, en mi realidad, que no puedo solo y te necesito.

Jesús, Amigo, ejercítame en el Temor de Dios, para que no intente cerrarte algún aspecto de mi vida, y evite ofenderte, consiente de mi pecado. Que no sea la culpa que paraliza, sino el arrepentimiento de corazón, el que me lleve a Vos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lucas Romero