Te ofrezco todos los latidos de mi corazón…

martes, 1 de octubre de
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Dios mío, lejos de desalentarme

a la vista de mis miserias,

vengo a ti confiada, acordándome de que

“no tienen necesidad de médico los sanos,

sino los enfermos”.


Te pido, pues, que me cures,

que me perdones,

y yo, Señor, recordaré que

“el alma a la que más has perdonado

debe amarte también más que las otras.”


Te ofrezco todos los latidos de mi corazón

como otros tantos actos de amor

y de reparación,

y los uno a tus méritos infinitos.


Y te pido, que seas Tú mismo

el Reparador de mi alma

y que actúes en mí

sin hacer caso de mis resistencias.


En una palabra, ya no quiero

tener más voluntad que la tuya.


Y mañana, con la ayuda de tu gracia,

volveré a comenzar una vida nueva,

cada uno de cuyos instantes

será un acto de amor y de renuncia.



Santa Teresita del Niño Jesús




 

Oleada Joven