Evangelio según San Lucas 10,38-42.

martes, 8 de octubre de
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Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.

Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”.

Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.


Palabra de Dios





Monseñor Fernando Maletti Obispo de la Diócesis de Merlo – Moreno


Queridos jóvenes, queridos muchachos y chicas. Aparece en el evangelio de hoy, Lucas 10:38-42. Este relato tan especial de Martha y María, en la casa de una de ellas, en presencia del Señor.


Martha que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, que reclama que su hermana no la ayuda y María que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.


Ciertamente que Martha, no estaba haciendo las cosas mal, estaba precisamente en las cosas de Dios diríamos, haciendo lo que tenía que hacer, ella cumplía la Ley y se ubicaba en el lugar que le daba el medio ambiente de entonces.


En cambio María, sentada a los pies del Jesús, rompió el molde de simplemente servir al Señor y estaba dispuesta a aprender la Ley de los labios de Jesús.


Bueno esto nos tiene que enseñar a todos, a descubrir, como tenemos que saber ser pobres, para edificar un mundo equilibrado, sabiendo estar en las cosas de Dios y sabiendo estar con el Dios de las cosas.


Por eso tenemos que aprender de los pobres, de los humildes, de los sencillos, a vivir esto que hoy nos enseña el evangelio de Dios.


Los pobres para Jesús son los preferidos y deben ser para nosotros su preocupación y nuestra tarea primordial. Por eso les pido que le pidamos al Señor que nos acompañe, para que también nosotros sepamos salir al encuentro de los más pobres y necesitados, con un corazón solidario y con las manos abiertas y generosas.Y por otro lado, saber escuchar la Palabra de Dios, saber abrir la Biblia y encontrarnos con el Dios de las cosas. Poder compartir en grupo, lo que nos dice la Sagrada Escritura, poder encontrarnos con la presencia real del Señor en el Santísimo Sacramento, para que nuestra tarea y ayuda a los más necesitados sea ciertamente mucho más eficaz.


Les deseo todo bien queridos muchachos y chicas, que podamos tener Todos la preocupación fuerte de saber ser simultáneamente, como nos siguiere el evangelio de hoy, Martha y María.


Les deseo todo bien y que tengan un buen día.


 

Oleada Joven