Corazones agradecidos

viernes, 18 de octubre de

“Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a
a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús dijo: “¿No han quedado limpios los diez? Los otros nueve ¿dónde están?”

 

La gratuidad no impide que los demás sean agradecidos.
El agradecimiento implica:
Reconocer el favor recibido.
Reconocer la bondad del otro.
Reconocer la generosidad del otro.
El “dar las gracias” suele ser el pago de lo “gratuito”.

 

Ser agradecidos:
Revela la generosidad y gratuidad del otro.
Pero también pone de manifiesto la bondad del propio corazón.
Es posible que no tengas para devolver el favor al otro.
Pero siempre tendrás un corazón agradecido que ofrecer.

 

Me encanta la actitud de las madres cuando alguien le regala unos caramelos el hijo.
El niño se siente feliz.
Pero la mamá le dice: “¿Y ahora qué se dice?”
La reacción del niño es espontánea: “¡Gracias!”
Tal vez una de las primeras cosas que aprendimos de niño fue decir “gracias”.
Y sin embargo, es posible que, poco a poco, vayamos perdiendo esa sensibilidad, pensando que tenemos derecho a todo.

 

Y sin embargo nuestra vida debiera ser una sinfonía de agradecimientos.

Ser agradecidos a nuestros padres.

Ser agradecidos a Dios.

Ser agradecidos, incluso a nosotros mismos.

El agradecimiento es la mejor medicina de sanar nuestros corazones de la enfermedad del egoísmo.

Y no se trata de agradecer solo las cosas grandes.

Es el agradecimiento por esas cosas sencillas de la vida.

Quien no sabe agradecer, tampoco sabe reconocer y quien no sabe reconocer tiene el peligro de considerar como propio aquello que le pertenece sólo como regalo. Y eso se llama robo.

Es posible que nuestra cultura nos hable más de obligación que de gratuidad.

Que nos habla más de derechos que de gratitudes.

 

¿Quieres que te ayude a ser agradecido? Aquí te regalo algunos datos:

Hoy es un día para agradecerle a Dios el don de la vida. Muchas veces le has pedido la salud, que te cure de una enfermedad, que te evite este o aquel dolor. Pero ¿no es más importante la vida que la salud en la enfermedad? “Gracias por la vida. Señor de la vida”.

Hoy es un día para agradecerle a Dios por el regalo de la fe. Por la fe, tú puedes ver lo que muchos otros no verán jamás. El ciego de Jericó le rogaba a gritos: “¡Señor, que yo vea!” ¿Cuándo rezaremos así, a golpes de alma? “Gracias, Señor, porque yo creo, yo veo.” Los diez leprosos le pedían a Jesús a gritos:”Jesús, maestro, ten compasión de nosotros”.

Hoy es un día para agradecerle a Dios por haberte dado una familia que se llama Iglesia. La Iglesia es tu familia, incluso si tú no tienes familia. Si agradeces que alguien te invite a comer o cenar un día, ¿no has de darle gracias por hacerte miembro de su familia la Iglesia?

Hoy es un día para agradecerle a Dios por el Sacramento de la Penitencia. ¿Cómo sería tu vida si Dios no te hubiese dejado algún signo explícito donde te dice que ya no eres pecador, porque Él te ha perdonado?

Hoy es un día para mirarte a ti mismo, recordar tu historia y descubrir cuántas cosas maravillosas ha sembrado Dios en tu vida. Después de que te hayas visto, grita: “Gracias. Soy obra de tus manos”.

 

Hoy es un día para agradecer a Dios el que esté dispuesto cada día a comenzar algo nuevo en tu vida.

 

Ser agradecido es tener un corazón noble.
Ser agradecido es reconocer lo recibido.
Ser agradecido es demostrar la nobleza del corazón.

 

Autor: Clemente Sobrado CP

Oleada Joven