Ser luz tiene mucho de fiesta

viernes, 18 de octubre de
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Somos luz, en la medida en que Jesús alumbra dentro de nosotros.

Somos luz, en la medida en que como Jesús caminamos al lado de los hombres.

Somos luz, en la medida en que como Jesús nos acercamos a los sufren y les ofrecemos la sanación de sus vidas.

Somos luz, en la medida en que como Jesús somos capaces de tocar a los leprosos, digamos, a los contagiados del Sida sin miedo a contaminarnos.

Somos luz, en la medida en que como Jesús somos capaces de entregar nuestras vidas por los demás.

Somos luz, en la medida en que somos capaces como Jesús de decir la verdad a los poderosos, aunque tengamos que correr el riesgo de terminar en la cruz.

Somos luz, en la medida en que, como Jesús, somos capaces de abrir a la esperanza a los desesperanzados.

Somos luz, en la medida en que comprometemos nuestras vidas luchando por la justicia de los que viven sin que nadie dé cara por ellos.

Somos luz, cuando cada uno de los hombres es nuestro hermano.

Somos luz, cuando nuestras vidas transmiten e irradian la alegría de la fe y de la vida.

Somos luz, cuando nuestras vidas son la fiesta de Dios y la alegría de Dios.

Somos luz, cuando vivimos con gozo nuestra fe y nuestro compromiso con el Evangelio.

Somos luz, cuando nuestras vidas cuestionan la vida de los demás.

 Por eso, el cristiano está llamado a ser cada día la fiesta de Dios, la fiesta del amor, la fiesta del perdón, la fiesta de la mesa compartida. Porque solo la fiesta es luz. Seamos la luz de la Bueno Noticia del Evangelio, siendo la luz de la fiesta del amor de Dios. Ya basta de seriedad y caras de ayuno. No olvidemos que, para cuantos creemos, la fiesta es posible todos los días.

 

P. Clemente Sobrado CP