Evangelio segun San Mateo 15, 29-37

martes, 30 de noviembre de

 En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del lago de Galilea; subió a la montaña y se sentó allí. Se le acercó mucha gente trayendo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros muchos enfermos; los pusieron a sus pies y Jesús los curó.
La gente se maravillaba al ver que los lisiados quedaban curados, los ciegos veían, los mudos hablaban y los tullidos caminaban; y se pusieron a alabar al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:  «Siento lástima de esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen nada para comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen por el camino».
Los discípulos le dijeron: «¿Dónde vamos a conseguir pan en este lugar despoblado para dar de comer a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?» Ellos contestaron: «Siete, y unos pocos pescados». Entonces Jesús mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces,  dio gracias, los partió y se los iba dando a los discípulos y éstos a la gente. Todos comieron hasta hartarse, y con lo que sobró llenaron siete canastos.

 

Palabra de Dios


 

Monseñor Santiago Olivera  Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje

 

 

 
El evangelio que meditamos hoy nos vuelve a recordar con claridad, el signo del reino: son la curaciones.  Escuchamos que Jesús se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban sanos, que los paralíticos caminaban, que los ciegos veían. Ha llegado, ya esta presente el Mesías.  Jesús que pasó, pasa haciendo el bien, no solo alimenta, si no sana se compadece, es un signo también que realiza la fiesta del banquete, anticipo de la Eucaristía.
 
 
Jesús es el Pan de Vida que se entrega a todos sin excepción,   que nos invita a participar de esta actitud. Pero conmueve en este texto ver a Jesús conmovido y apenado, sabe del hambre de sus seguidores, saben de esta gente que lo sigue en el desierto aceptando todo lo que faltaba. La situación es de carencia, no han sido un obstáculo para ser capaces de recibir el Don que Jesús quería darle. Aquí le pide el Señor a sus discípulos que colaboren con este sentimiento suyo de solidaridad, con los siete panes y pocos pescados que tenían, este signo que será de que sacia una multitud y a demás de saciar a esa multitud queda resto por lograron siete canasta.
Jesús pudo haber echo este signo por si mismo, y sin embargo, le pidió a su discípulos lo que tenían. Él los multiplico, y los discípulos lo distribuyeron entre la multitud.
 
 
 También nosotros,  hoy cada uno de nosotros, estamos llamados a tener, como Jesús, el corazón apenado frente a tanta carencia de Jóvenes, de hombres, de mujeres que caminan con hambre y se intentan saciar con el Pan que no alimenta, o que buscan alimentos que no dan vida o que se toman caminos equivocados pero que nosotros, podemos dar nuestro pan y nuestro pescado, nuestra vida, nuestro conocimiento de Dios,  nuestro amor, nuestro corazón, nuestro oído para que muchos en el camino de los que están cerca nuestro también encuentren al verdadero Pan del cielo, encuentren a Jesús que es el verdadero alimento.
 
 
Vamos a pedirle al Señor que nos ayude de verdad, a renovar nuestra confianza en la obra que Él hace. De nosotros solo depende un poco, que son solo cinco panes y algunos pescados, para tantos siempre parece desproporcionado pero así es la obra de Dios el es quien hace obra y nosotros hacemos nuestro aporte. Vamos a pedirle a Jesús que nos ayude realmente a poner nuestras  vida, al servicio de tantos hermanos nuestros que necesitan estos signos de un Señor que sacia todo hambre.

 

 

 

Oleada Joven