Señor, otra semana comienza
de cara estoy al desafío de siempre:
hacer tu voluntad y no la mía.
Resulta ser que me has enseñado
que tu voluntad es siempre el amor.
Mis pasos me demuestran
que en varias ocasiones
no sé caminar el amor.
Me equivoco, te niego,
me lleno de miedo, me pierdo…
Dame la mano, abrazame,
quiero ir con vos, quedate cerca…
Me rodean tus regalos,
dame la gracia de poder vivirlos
en este desandar cotidiano
mientras le permitís a mi corazón,
unida a mi libertad ofrecida,
reflejar tu verdad en mi.
Amén
Autor desconocido