Cuando Jesús salía de Cafarnaún, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: «¡Hijo de David, compadécete de nosotros!» Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús les preguntó: «Creen que puedo hacerlo?» Ellos le contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que se haga en ustedes conforme a su fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: «Que nadie lo sepa». Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región.
Palabra de Dios
Padre Gabriel Camusso Sacerdote Parroco en la Parroquia Nuestra Señor de la Merced en Arroyito, Diócesis de San
Francisco
Contemplar a estos ciegos que van a ver la oscuridad que dejará paso a la luz, como nos dice el evangelio y los profetas. Esta pagina del evangelio de este dia la leemos con espíritu optimista, es qe se está cumpliendo el tiempo que habia prometido el profeta Isaias. Este es el tiempo de gracia, cuando aquellos hombres y mujeres puedan empezar a ver que los ciegos ven, los sordos escuchan, los paralíticos pueden saltar de alegría. El programa se inició en los tiemps mesianicos con Cristo Jesús, pero sigue en pie y sigue cumpliéndose tambien en este tiempo. Hoy seguimos necesitando la salvacion de Dios. Tambien nosotros con las palabras del salmo decimos con confianza: "El Señor es mi luz y mi salvación". Y eso es lo que nos da animo y nos mantiene la esperanza viva.
El evangelio de este día es una estampa muy propia del adviento: estos dos ciegos que estan esperando, cuando se enteran que llega Jesús lo siguen gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David". Los ciegos que piden a gritos la curacion tal vez no conocen bien a Jesús, ni saben qué clase de Mesías es, pero lo siguen y se encuentran con el auténtico Salvador, quedan curados y se marchan hablando a todos de este mismo Jesús. Como tantas otras personas que a lo largo de la vida de Jesús encontraron en Él el sentido de sus vidas. Una vez más se demuestra la verdad de la gran afirmación de Jesús: "Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andara en tiniemblas".
El Adviento, este que estamos viviendo hoy, lo estamos haciendo desde una historia concreta: desde alegrías y tristezas, desde esperanzas y desde angustias. Toda la palabra de Dios en este tiempo nos habla de que el mundo tiene remedio. Sí, este mundo que hoy nos toca vivir, con defectos y calamidades. Y Dios nos quiere liberar de la injusticia, de la tristeza.. Dios nos quiere liberar de toda opresión, de los miedos. ¡Cuántas personas, en este mimso momento, le están clamando desde su interior, esperando un salvador, que muchas veces no saben bien quien es. Lo hacen desde la pobreza y el hambre, desde la soledad y la enfermedad.
Los dos ciegos tienen muchos imitadores, auque no todos sepan que sus deseos de curación coinciden con la voluntad de Dios que los quiere salvar. Pero nos podemos hacer hoy nosotros la pregunta: ¿es verdad que queremos ser salvados? ¿nos damos cuenta que necesitamos ser salvados? ¿seguimso a este Jesús como los ciegos, suplicandole que nos ayude?. Que nos ayude a librarnos de la ceguera que causa el odio, la ceguera que causa el interes materialista, la ceguera que causa la distraccion, la ceguera que causa el orgullo, la ceguera que nos hace mirararnos a nosotros mismo solamente.
¿No te parece que en este día podemos pedirle a Jesús que toque nuestros ojos y que nos ayude a distinguir entre los valores y los contravalores del mundo de hoy?. El adviento nos invita a abrir nuestros ojos, a esperar, a permanecer en busqueda continua, a decir desde lo hondo de nuestro ser: "Ven Señor jesus". A dejarnos salvar y salir al encuentro del verdadero Salvador; sí, Cristo Jesús. Sea cual sea tu situacion personal y comunitaria en este momento, Dios quiere alargarte su mano, quiere invitarte a vivir con esperanza; Dios nos asegura que está con nosotros. "Ven Señor Jesús, ven Señor y ten compasión de nosotros".
Que Dios los bendiga