Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.5a.6-8

viernes, 6 de diciembre de
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Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.

Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.

Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.”
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.

A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones:Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.

Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.



Palabra de Dios



P. Fernando Goicochea Salesiano Sacerdote de Don Bosco


 

En este Evangelio hay, podríamos decir dos partes: en primer lugar Jesús que va haciendo el bien, que pasa evangelizando, hablando de el Reino de Dios, diciendo que el reino de Dios está cerca, invitando a la conversión, y tratando de transformar la realidad de la gente. También desde su situación de dolor, de enfermedad. Entonces dice, cómo iba curando las enfermedades, las dolencias, como se compadecía Jesús por las personas, porque andaban como ovejas sin pastor.  Esta es la primera parte.


 

En la segunda vemos como Jesús va preparando un grupo de personas para que realicen la misma misión que Él está haciendo, entonces, primero nos invita a la oración, a pedirle al Padre para que haya trabajadores para la cosecha y después los envía a los discípulos para que ellos expulsen a los espíritus impuros y curen cualquier enfermedad o dolencias. Se trata de la misma misión de Jesús, si vemos unos versículos antes, Jesús mismo hacia esto ¿no? Curaba todas las enfermedades y dolencias, entonces hay algo de precioso en este Evangelio, que es como Jesús siendo Dios ha querido contar con la colaboración de humana, nos ha hecho participes de su misma misión.


Cuando va a ascender a los cielos dice: “subo a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes, vayan yo los envío, hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”.


Vemos como esta invitación del Papa Francisco en este tiempo y que es antes una invitación de la Iglesia en Latinoamérica de ser no solamente discípulos del Señor, si no también sus misioneros, sus apóstoles evangelizadores del mundo de hoy, es algo que está profundamente arraigado en el evangelio. Jesús convoca, Jesús llama y nos envía para que seamos transformadores de la realidad actual.


Te invito a que te plantees, cual es el estado de vida al que Dios te llama, ¿te llama a la vida consagrada religiosa, sacerdotal, como hermana, como hermano, como monje de clausura, para rezar por el pueblo de Dios, para rezar por la humanidad?, ¿te llama para la vida matrimonial, para que junto con tu cónyuge, formando una hermosa pareja bendecida por el sacramento, por el Señor puedas tener una familia, donde se honre a Dios, donde se haga crecer este espíritu de alabanza y de acción de gracia a Dios? Pensa, anda en la presencia de Dios, buscando estos caminos ¿no? Porque el modo concreto, como servimos al Señor es el principal signo de consagración a Él.


Te animo también a que reces, como nos dice Jesús hoy para que todos en cualquier estado de vida podamos ser trabajadores de esta cosecha hermosa para el Reino de Dios.

 


 

 

Oleada Joven