Evangelio según San Mateo 3,1-12.

viernes, 6 de diciembre de
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En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”.


A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre.

La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro,y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca?


Produzcan el fruto de una sincera conversión,y no se contenten con decir: ‘Tenemos por padre a Abraham’. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham.

El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego.

Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible”.


Palabra de Dios



 

Reflexión del P. Raúl Gómez sacerdote de la Parroquia Santa Rosa de Lima de la Diócesis de Mendoza.

 

Hola a todos nuevamente estamos congregados en este segundo domingo de Adviento. Recordando que el Adviento es el tiempo de la conversión, el tiempo de la espera, es el tiempo de la escucha, el tiempo para volver mirar al Señor.

Y en este domingo el evangelio de Mateo nos relata claramente el anuncio de Juan Bautista. Juan Bautista que proclama el desierto y hace invitación a la conversión. “Conviértanse porque el Reino de los Cielos esta cerca”. Esta predicación de Juan Bautista tiene que ver con un bautismo del arrepentimiento, un bautismo de la conversión. Sobre todo, marcando un nuevo camino para aquellos que se acercan a recibir la gracia del bautismo. Pero Juan Bautista al encontrarse en la fila, a los Fariseos y saduceos les aclara y les dice, con un término muy fuerte: “raza de víboras quién les enseño a escapar de la ira de Dios que se acerca, produzcan frutos de una sincera conversión”.

San Juan Bautista se refería a los escribas y fariseos de este modo porque seguramente entendían que no había una conversión profunda. Seguramente veían ellos que no había un deseo de cambio, un deseo para ser verdaderos hijos de Dios. Como dice el evangelio: “verdaderos hijos de Abraham”. Sin embargo, después el relato sigue más abajo y pone de manifiesto lo que indica esta propuesta de Juan Bautista y lo usa con la imagen del hacha puesta en la raíz de los árboles, aquel que no da frutos serán cortados y aquellos que frutos producirán mucho más y, sobre todo, mientras va relatando estas imágenes habla, sobre todo, de la grandeza de Jesús y del nuevo bautismo que nos dice Jesús. Si bien el bautismo de Juan, es el bautismo de la conversión el bautismo de Jesús es a través de la fuerza del Espíritu Santo y por medio del fuego del amor de Dios. Es la novedad que trae Jesús, un bautismo de la paz, un bautismo del amor, un bautismo de la misericordia, un bautismo que de alguna manera nos hace sentirnos hijos en el Hijo.

Por eso, queridos jóvenes, queridos oyentes y seguidores de la página Oleada Joven los invito en el tiempo a que pensemos, cómo esta nuestro corazón si realmente estamos pidiendo al Señor que nos convierta desde lo profundo. Si realmente estamos aprovechando este tiempo para encontrarnos con el Señor y, sobre todo, y queremos y estamos dispuestos a renovarnos a través de la fuerza del Espíritu Santo que le da fuego y le da calor a nuestro corazón. Y de alguna manera nos invita anunciar el Reino de Dios y su justicia.

Bueno que este tiempo sea un tiempo de la renovación, tiempo de la esperanza y que podamos llegar a la navidad con un corazón bien dispuestos.

¡Que Dios los bendiga! Y bueno, recuerden siempre que Dios nos ama mucho.

 

Oleada Joven