Señor, dame tranquilidad para no olvidarte si otras urgencias lo tapan todo. Dame sosiego en las horas de ahogo, y fuerza si creo rendirme. Recuérdame lo esencial, lo importante, lo cierto. Que sepa plantar mis cimientos en lo vivido, lo presente y lo futuro, aunque hoy se imponga lo inaplazable. Que sea discreto en el éxito y sereno en el fracaso, aprendiendo de ambos. Dame humor, tenme paciencia. Hazme lúcido para no perder la perspectiva de este mundo amplio, de otras vidas, de otros anhelos. Tú, fuente de toda verdad… En tu presencia todo encuentra su sitio. José María Rodríguez Olaizola, sj