Evangelio segun San Mateo 11, 11-15

martes, 7 de diciembre de
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 En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «Les aseguro que no ha surgido entre los hombres nadie mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos es mayor que él. Desde que apareció Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos pretenden apoderarse de él. Pues todos los profetas y la ley anunciaron esto hasta que vino Juan. Y es que, lo acepten o no, él es Elías, el que tenía que venir. El que tenga oídos, que oiga».



Palabra de Dios

 


 

Monseñor Luis Alberto Fernandez   Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires

 

 

Queridos amigos, ayer 8 de Diciembre, celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Hoy, 9 de Diciembre, tenemos la alegría de celebrar a San Juan Diego, aquel indio que en México en el cerro del Tepeyac la Virgen María se le presentó para mostrarse como Madre de esta América y quedarse en medio de su Pueblo para acompañar el caminar de su historia, haciéndose ella también, como es el tiempo del Adviento que estamos viviendo, peregrina en esta América.



La Palabra de Dios recién proclamada nos dijo que: “el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que Juan el Bautista”. Sabemos de la grandeza humana y religiosa del bautista, y es también hermoso que la Iglesia en América, se acuerda con aquella presencia del recordado Papa Juan Pablo II en la misma ciudad de México haya proclamado Santo, a aquel indio San Juan Diego, quien la Santísima Virgen tomó como instrumento para mostrar su cercanía, maternidad en estas tierras americanas.



A veces las circunstancias históricas quieren arrebatar violentamente el Reino traído por Jesús, queriendo a los hombres y pueblos enfrentarlos. Mostrándose unos con poder dominador, creyéndose culturas mas desarrollada que otras, así como también, otros creyéndose que no hay posibilidad de ningún tipo de dialogo, de encuentro, de comunión entre las distintas culturas, que no vale la pena la búsqueda de una verdad mas plena, optando muchos por la continua división y violencia entre las culturas, enfrentando las religiones, los pueblos originarios, con el hoy.



En San Juan Diego, aquel pequeño indio, que hoy celebra la Iglesia, podemos ver este continente nuevo, llamado de la esperanza. Donde con la presencia de mayoría de jóvenes, quieren vivir esa vida nueva, que busaca la plenitud en el diálogo, que quiere dejar atrás toda esclavitud de ídolos, de violencia, de vicios que llevan a la muerte, de alcohol en exceso, de droga, de adicciones al juego empeñando a la familia.



La juventud de esta América, muestra el continente de la esperanza viviendo la fe, trabajando, estudiando, comprometiéndose en la justicia, solidarios cuando van a las misiones, en los campamentos, viviendo con los mas pobres, libres, sin dejarse llevar por los poderes del dinero, de la fama, del éxito o del facilismo, sino, como San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe: viven con sencillez, animados y animando. Confiados y llevando esperanza, con amigos y amigos haciendo cada día, una América y un mundo mas humano y fraterno.

 

Oleada Joven