Evangelio según San Marcos 6,34-44

martes, 7 de enero de
image_pdfimage_print

Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Este es un lugar desierto, y ya es muy tarde.Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo para comer”.

El respondió: “Denles de comer ustedes mismos”. Ellos le dijeron: “Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer a todos”.

Jesús preguntó: “¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver”. Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco panes y dos pescados”.

El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde,y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.Todos comieron hasta saciarse,y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado.Los que comieron eran cinco mil hombres.


Palabra de Dios



 


 P. Cristian Salomón Sacerdote de la Parroquia Santa Teresa de Jesús, de Santa Teresa, Diócesis de Rosario

 

Buen día, buen día, espero y pido a Señor hayan comenzado lindo este año 2014, con un corazón renovado y nuevo, para conocer mas, servir más y amar más al Dios de la Vida.


Escuchamos hoy el Evangelio de Marcos, que nos muestra a Jesús después de la multiplicación de los panes, junto a sus discípulos que se presentan asombrados y a la vez obedientes, ante los gestos, palabras y acciones de Jesús.


Después de enviarlos a la otra orilla, mientras Él se queda a orar a solas, viendo Jesús que estaban con viento en contra, les sale al encuentro, caminando por las aguas, tranquilizándolos y subiéndose a la barca, calmando toda tempestad. Dice el Evangelio que los discipulos siguen asombrados, sin entender demasiado, pero confiando y con Jesús en la Barca. ¡Que buen susto se habrán pegado los discípulos! Susto y experiencia que quedo guardada en sus corazones, toda la vida.


Jesús, el Verbo hecho carne, se sigue acercando a sus discípulos, a vos y a mí, y sigue haciéndose presente, visible, en medio de las dificultades y miedos; sigue trayendo tranquilidad, subiéndose a nuestra barca para que podamos seguir remando, para remar con nosotros y por nosotros.


Necesitamos que Jesús se suba también a nuestra barca, o mejor aún, necesitamos reconocerlo remando y navegando con nosotros, porque Él siempre está, acompañando, dándonos rumbo, renovando en la confianza, haciendo posible que podamos llegar a la otra orilla.


¡Sólos nos cansamos, perdemos el rumbo, nos invade el miedo! Que bueno que hoy puedas, reconociéndolo a Él viniendo a tu encuentro, presente en tu barca, aunque no entiendas mucho y poniendo en Él tu vida, tu confianza, haciéndolo Capitan de tu vida, preguntarle ¿a dónde quiere llevarte, cual es tu otra orilla?


Señor Jesús, ven siempre a nuestra vida, cuando estemos inquietos, con miedos y sin esperanza. Devolvenos el coraje de experimentarte en nuestra barca, para navegar y remar junto a nuestros hermanos con renovada confianza.


¡Que tengas lindo día, Dios te bendiga!

 

Oleada Joven