Evangelio según San Mateo 3,13-17

jueves, 9 de enero de
image_pdfimage_print

Entonces Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él.

Juan se resistía, diciéndole: “Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!”.Pero Jesús le respondió: “Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo”. Y Juan se lo permitió.


Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él.
Y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”.


Palabra de Dios



 


Reflexión del P. Raúl Gómez sacerdote de la Parroquia Santa Rosa de Lima de la Diócesis de Mendoza


Hola a todos los seguidores de la página de Oleada Joven. Bueno una alegría nuevamente encontrarnos en torno a la palabra del Señor en este domingo doce donde celebramos el bautismo de Jesús.


Bueno para comenzar es importante que previamente al anuncio del reino, al llamado a la conversión y, sobre todo, a que muchas personas descubran en Jesús el verdadero sentido de sus vidas. Jesús se prepara también para la misión. Por un lado, recibe la gracia del bautismo. Un bautismo que significa dar testimonio de la presencia del Señor, porque si bien Jesús es bautizado, pero como es hijo de Dios quizás no necesitaba del bautismo porque ya estaba lleno de la fuerza del Espíritu Santo.


Pero lo que Dios hace es con este bautismo es mostrarle a todos los que están presente, incluso especialmente a Juan Bautista la fuerza del Espíritu Santo que desciende del cielo. Como dice, el evangelio: “se abre el cielo y desciende el Espíritu Santo en forma de paloma y se hoye una voz que dice de lo alto –Tu eres mi hijo muy amado, mi hijo muy querido en quien tengo puesta toda mi predilección-”. Este es el bautismo propiamente dicho, en donde Jesús le manifiesta como el Hijo de Dios ante todos aquellos que están presentes. Pero previamente, cuando Jesús se acerca a la fila de los pecadores sin ser pecador, Juan Bautista se asombra al verlo y hasta por un momento niega o se niega a bautizar a Jesús considerándose él necesitado del bautismo del Señor.


Sin embargo, Jesús le dice: “que es necesario que suceda esto para que se cumpla la voluntad del Padre”, para que se cumpla todo lo que es justo. Y es por esa razón que el Señor revela su gloria, revela su presencia ante su hijo Jesús. Este hijo muy amado, este hijo muy querido con quien el Señor tiene puesta toda su predilección.


Estas palabras que el Señor pronuncia sobre su hijo Jesús, también las pronuncia sobre cada uno de nosotros. Cada vez que hemos sido cada uno de nosotros bautizados. Hemos recibido estas palabras de parte del Señor: “tú eres mi hijo muy querido, tu eres mi hijo muy amado en ti tengo puesta toda mi predilección toda mi confianza”. Podríamos nosotros interpretar de parte del Señor.


Por eso queridos muchachos, queridos jóvenes pidámosle al Señor la gracia poder como Jesús, anunciar el reino con fuerza, con alegría, con esperanza. Ya que Jesús nos demuestra que ha sido ungido con el oleo de la alegría, con la fuerza del Espíritu Santo para comunicarnos vida y vida en abundancia.


Pidámosle al Señor que también nosotros podamos recordar estas palabras que suenan en nuestro oído pero especialmente en nuestro corazón: “tú eres mi hijo muy querido, mi hijo muy amado en quien tengo puesta toda mi predilección”.


Pidámosle al Señor, entonces que podamos concretar la misión que él nos ha confiado. Sobre todo, de no olvidar que la fuerza del Espíritu Santo nos guía, nos conduce en el corazón y nos impulsa anunciar en todo lugar la presencia del Señor.


Que tengan una linda semana que este bautismo de Jesús nos renueve en el amor a Dios y que cada vez nos reconozcamos más servidores del Señor.

 

 

Oleada Joven